domingo, 11 de noviembre de 2012

Esperanza Aguirre, la insumisa.


A grito de insumisión, la ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid contrató a 28 profesores nativos para impartir asignaturas en inglés.

Las despedidas como el agua, nunca son a gusto de todos y ahora cuando su tufillo revolucionario empezaba a caerme simpático me abandona. La ex se había aficionado a esto de las insurrecciones, primero fue la educación para la ciudadanía, ahora la contratación de profesores e incluso su abandono de la política. Quien sabe si ahora desde su escondite esté siendo retratada a imagen y semejanza de aquel fresco de 1830 pintado por Eugène Delacroix La libertad guiando al pueblo, retocada por photoshop al más puro estilo Ana Rosa Quintana, enarbolando la bandera española, vestida de rojo y gualda con sus calcetines protegiendo sus pies paseando sobre un pueblo moribundo con el título: La Esperanza avanzando sobre el cadáver del pueblo.

Cada vez es más plausible que su retiro ha sido un acto de rebeldía contra el PP por no haberse plegado a sus exigencias, porque es sobradamente conocido que lo que es bueno para ella debe serlo para todos. Puede que, como venganza, se declare insumisa de su propio partido e incluso de sus propias leyes – Eurovegas – .

Pero si hay algo de qué preocuparse más allá de una posible adicción a la insumisión y a las actitudes felonas para con su partido, es que convierta la insumisión en un oficio o profesión. Pero no un oficio para todo el mundo, sino un oficio para personas exclusivas y distinguidas. Un oficio que se desarrollará en inglés y que se estudiará dentro de algún máster como complemento de algunas titulaciones universitarias con tasas abusivas para un mayor control de la población universitaria tan proclive a la protesta y a la insurrección, impidiendo de este modo su acceso a aquel que no pueda comprar su titulación.

Pero aún podría llegar más lejos y en sus delirios secesionistas del PP termine de oKupa en la Asamblea de Madrid o en el Palacio de la Moncloa para no abandonarlo jamás.

Que disfrute de salud muchos años y que Dios nos proteja de sus delirios. Porque irse, lo que se dice irse de la política, no se ha ido.


martes, 2 de octubre de 2012

LA ESPERANZA NO SE HA IDO. LA ESPERANZA HA VUELTO.

¡¡¡Aguirre ha dimitido!!! Escuché al otro lado del teléfono. Fue una voz extrañada, familiar pero distante, y una exultante alegría posó su brillo, ahora sí, en el horizonte de mi esperanza. Por unos instantes, tras su anuncio, pensé que el pueblo la había vencido. La esperanza no se había ido, había vuelto.

Pero tras la euforia inicial un desabrimiento se fue apoderando de mi alegría hasta su completo deceso. Al mismo tiempo una alarma sonaba como el estridente y molesto despertador interrumpiendo uno de esos sueños que no sólo reparan y reconfortan, sino uno de esos que se vive, que se toca, que incluso se huele. ¡Ahora no! me dije, No es el momento. ¡Tiene que esperar! Aguirre debe ser derrotada por el pueblo en las urnas, en una derrota democrática. No necesito más mitos.

Su derrota estaba cerca, el pueblo empezaba a despertar. Ella y los suyos lo habían despertado. Los rincones donde resguardarse se habían agotado. No le quedaban terrenos vírgenes que conquistar, ni inauguraciones en que los aplausos irrumpieran como una corona de áureo laurel sobre su cabeza, estos, muy a su pesar, se escamoteaban como el ladrón que huye de la justicia, y los pocos que todavía desafiaban la barrera del bullicio eran barridos por un gran cepillo tupido de cerdas de acero con puntas de ira. Iba siendo cada vez menos la «espe» de los madrileños. La espalda de los suyos era una pérfida espada, difícil equipaje. Vivía en el filo sobre un tedioso escenario que la acompañaba cada día. Un escenario que mermaba. Se estaba convirtiendo en un juguete en desuso, disonante y aburrido. Ya no bastaban camisetas ni calcetines... Unas cuantas frases vertidas con una espontaneidad estudiada le devolvían un protagonismo que esculpía aún más la displicencia entre la política y la sociedad madrileña. Apenas una mesnada de adeptos —sólo en Madrid — ocupaba una pequeña platea en su particular teatro cuyo telón ya se caía por falta de argumentos.

Se ha ido cuando el pueblo estaba a punto de derrotarla. Ella que había soñado con ser la musa de la insumisión, el icono de la rebeldía, el referente de la insurrección... Ahora cuando el pueblo le devolvía sus enseñanzas, sin apoyo mediático, sin fuerzas del orden... cuando la palabra le era incómoda... se marcha. ¡No es justo! El pueblo necesitaba esa victoria.



miércoles, 12 de septiembre de 2012

20 AÑOS DE EXPERIENCIA. DESPIDOS EN TRÉBOLE Y BARCO.


¡Despidos! Esto puede ser todo lo que queda después de 20 años de experiencia educativa. Este puede ser el resultado de tanta experiencia, tal vez en demasía, que por hastío haya desembocado en esta deriva desvariada vendiendo esa credibilidad que no dudaron sus responsables en aventar allende los mares en otros tiempos no tan lejanos.

¡Qué razón tienen quienes afirman que todos tenemos un precio! En el caso de las escuelas infantiles de Navalcarnero pertenecientes a la empresa Navagroup s.l., lo han encontrado con rapidez, o mejor dicho con facilidad. El egotismo demostrado en las direcciones de las diferentes escuelas sólo tiene cabida en una deletérea administración.

El dinero arrasa la memoria pero no borra sus huellas. En tan solo unos meses y por un concurso, han olvidado sus palabras ya antiguas y más concretamente su filosofía, aquella misma, ya probada, que había dado y con razón unos excelentes resultados situando a estas escuelas entre las preferidas de los vecinos de Navalcarnero porque por encima de todo estaba una apuesta segura: la garantía de una educación de calidad. Pero ¡qué poderoso debe ser don Dinero!, que ahora, sin vergüenza y sin el más mínimo sonrojo, expulsan de ellas a profesionales que contribuyeron y contribuían a tal grado de excelencia, incluso despiden a quienes estuvieron defendiendo hombro con hombro, mediante aquellas infaustas zalagardas, a una dirección que no escatimaba en argucias para la consecución de sus planteamientos.

La expulsión de la experiencia atrae la mediocridad. Una mediocridad idolatrada por la dirección de estas escuelas que, basándose en los hechos, ha sido constituida como un nuevo objetivo a conseguir, un nuevo rumbo que se confirma una vez más con los despidos de las profesionales que más tiempo llevaban en la empresa. Profesionales que por su experiencia deben servir de ejemplo y pedagogía para las nuevas generaciones que acceden a estas escuelas. ¿A quién en su sano juicio, en el ejercicio de la razón razonable, se le ocurre prescindir del pan que te asegura comer?

Estas escuelas parecen buscar por encima de una educación de calidad, un cómodo colchón económico en el que pasar sus veranos al sol y un servilismo en su personal. Su compromiso con la mediocridad pervierte las perspectivas de futuro de estas escuelas, que por rebajar su calidad entran en competencia directa con otras muchas escuelas, que ahora, incluso con menos dinero, pueden ofrecer como mínimo lo mismo.
Queda patente, como lo demostraron en el devenir de aquellos días de concursos, que han perdido hasta la lealtad: la lealtad a las familias que les ayudaron, a las educadoras, incluso a la misma escuela, a ellas mismas.

Véase de qué manera se despide y entiéndase de qué garantías se prescinde. Si queda alguna esperanza, esta se encuentra en algunas de sus educadoras que siguen empecinadas por mitigar las carencias impuestas a las que se les condena, limitaciones que afectan también a los alumnos de estas escuelas. Claro que tal actitud será considerada como un acto de sedición, de rebeldía contra la empresa y por supuesto, no cabe la menor duda, el premio para estas educadoras será el despido.
Ver para creer.

lunes, 10 de septiembre de 2012

LIBREPENSADORES.


¿Existe en la actualidad la figura del librepensador? O por preguntarlo de otra manera ¿se puede ejercer en los momentos actuales el librepensamiento?

La duda sobre la existencia del librepensador en estos tiempos modernos en los que más que progreso se puede hablar sin sonrojarse de involución, es más que razonable. Las circunstancias no le son muy favorables para construir un pensamiento libre.

Atravesamos tiempos, dicen que modernos, de un progreso confuso. Los librepensadores, tanto los de ejercicio como los de oficio, lo hacen dentro de una libertad concedida que no permite la libertad de conciencia, y donde no hay plena libertad no puede haber un pensamiento libre, y sin este, la existencia de librepensadores se limita a la extinción.

Para el librepensador que quiere ejercer y que lo hace por dignidad humana, y por sentirse todavía como un elemento vivo dentro de una sociedad, tendrá que superar innumerables dificultades para poder forjar una opinión basada en el análisis de informaciones cuando estas en su mayoría están carentes de objetividad y de realidad o cuando menos, levemente imprecisas debido a la gran intoxicación ejercida desde los poderes y los medios como elemento disgregador y aniquilador de pensamientos para el mantenimiento de una sociedad adocenada. El librepensador, en su ejercicio, está obligado a desenvolverse en un fangal en el que las excreciones ideológicas campan a sus anchas y cuya hediondez no tiene otro objetivo que confundir a la razón. Y es aquí donde, en algunos casos, acaba el librepensador. La razón, que es su herramienta principal, deja de ser útil para oxidarse y el librepensador, que siendo libre para exponer, se convierte en un pensador cuyas exposiciones son acartonadas como consecuencia de un pensamiento limitado.

Desgraciadamente, llegados a este extremo, el librepensador acaba desempeñando el oficio en la nómina de alguna empresa de comunicación y aquí termina en muchos otros casos su figura. En España, pero no sólo en España, nuestra democracia no está siendo de mucha ayuda, si bien con ella podemos sentirnos sin serlo, ciudadanos libres, para el librepensador está siendo una soga que estrangula sus ideas por la utilización que de la democracia están haciendo quienes gracias a ella se han erigido en el poder. Si la democracia debe proteger y despejar el camino para enriquecer la libertad , hoy se encuentra solapada por una timocracia en la que la verdad, esa verdad objetiva, concisa e inequívoca no existe, en la que la libertad de expresión no se ejerce con absoluta libertad y la información se ve cada día cercenada y manipulada. Por tanto si no hay, porque no puede haber, razonamiento basado en informaciones veraces, objetivas e inequívocas puesto que la verdad tiene más disfraces que una multitudinaria fiesta de carnaval, la figura del librepensador se desvanece como la niebla para habitar en la utopía.

Llega entonces el momento de las etiquetas en el que se refugian estos “librepensadores” para subsistir. Si habláramos del por qué hay la necesidad de una etiqueta o cualquier etiqueta sin entrar en consideraciones de mayor enjundia, podríamos explicarlo argumentando que España, en su esencia, sigue siendo un país plácidamente instaurado en un simplismo enfermizo que bascula entre el sectarismo, el gregarismo y el refranero: Dime con quién andas y te diré quién eres. Como diría Kant: el hombre no ha salido de su culpable mayoría de edad. Está claro que España no ha superado su mayoría de edad y muestra una y otra vez su incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la dirección de otro. Si el denominado o autodenominado librepensador utiliza la etiqueta como distintivo para ofrecer u ofrecerse como acreedor de credibilidad estamos pues, de nuevo ante un oficio y como todo oficio debe ajustarse a unas normas, a unas reglas que inexorablemente acotan la libertad e impiden que el razonamiento alcance toda su capacidad de desarrollo. No hay duda que todo pensamiento ajustado a normas y reglas deja de ser un pensamiento nacido de la libertad y por tanto de la verdad objetiva, concisa e inequívoca. Si la libertad para elaborar sus pensamientos no es plena no podemos hablar de librepensador a menos que se quiera apropiar fraudulentamente de esa etiqueta.

Estamos pues ante la vulgarización del término y de la figura del librepensador. La vulgarización del pensamiento refleja la vulgarización de un país. Tenemos libertad de pensamiento pero no tenemos un pensamiento libre porque la libertad es peligrosa para quien ostenta poder.

domingo, 27 de mayo de 2012

LA INMORALIDAD DE LOS CONCIERTOS EDUCATIVOS.


 Si hablamos de ahorro, ¿tiene consistencia moral seguir dilapidando dinero público en conciertos educativos?

Si padecemos periodos en los que es obligado mirar con microscopio dónde encontrar un euro, e incluso un céntimo, no está de más, que critiquemos a quien o quienes otorgan, conceden y malgastan sin decoro un dinero público a todas luces innecesario. Tan innecesario que se les hace necesario disfrazar la concertación de colegios de libertad de elección. Es por tanto, también el momento de plantearse si no sería mejor prescindir de los conciertos educativos para invertir en educación o al menos para no dilapidarla. Y motivos hay y muy serios para de una vez acabar con un derroche más.

Porque no es ético ni moral la financiación con dinero público de empresas privadas, que alejadas de la libre competencia, se amparan en la protección económica del Estado para mantener en pie sus empresas aprovechándose de los dineros públicos que restan a la escuela pública. Como empresas privadas deben someterse a las reglas del mercado y no acogerse a las subvenciones del Estado para huir de la libre competencia a la que debieran estar sometidas.

No es ético ni moral, que la Comunidad, Ayuntamiento y/o Estado correspondiente ponga dinero en los despachos de estos colegios para mantener conciertos, cuando desde estos mismos colegios se ejecutan y propagan enseñanzas y conductas ajenas a lo que debería ser educación que quiebran la igualdad entre una sociedad e incumplen la propia Constitución que afirma en su artículo 14, que todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Pero aún resulta más grave y doloroso que sea el propio gobierno quien gobierna en detrimento y contrariamente a la propia constitución que juró incumpliendo:

–El Artículo 9.2 dice que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

–El Artículo 27.8: Los poderes públicos inspeccionaran y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes.

–El Artículo 17.1: Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos en la ley.

–Artículo 40.2: Los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación y readaptación profesionales...

–Artículo 44.2. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general.

–Artículo 48: Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural.

Si queremos hablar de optimización del gasto público entonces acabemos con los conciertos educativos por innecesarios. Pero si lo que se quiere es embutir la frivolidad, entonces sigamos hablando de recortes en educación.


viernes, 25 de mayo de 2012

Tras la jornada de huelga...


Tras la jornada de huelga, poco importa el baile de cifras que, especialmente desde los medios de comunicación, roza la irrealidad o más concretamente, su credibilidad es comparable a la credibilidad de un visionario en decadencia. Pero lo que siempre deja huella, y bien profunda, es que en este país vamos sobrados de intereses y faltos de objetividad. Son curiosas las diferentes varas de medir, las distintas percepciones y especialmente las distintas sensibilidades políticas y las asechanzas verbales con exhibición de recursos lingüísticos incluidos que atesoran los fámulos de este Estado para satisfacer intereses y ganar sus estipendios, incluida la mentira.

Pero incluso de esto nos estamos curando los españoles, si ya hemos aprendido a vivir con la corrupción, con la explotación, con las colocaciones a dedo; hemos asumido como nuestra la culpabilidad de quienes no han sabido administrar nuestro dinero e incluso asumimos como nuestra responsabilidad sacarles las castañas de fuego sacrificando, no ya sólo nuestro propio bienestar, sino nuestro futuro y especialmente el de nuestros hijos, cómo no vamos a ser capaces de sobreponernos a la mentira continuada. Si hace falta miraremos para otro lado.

Y no importan las cifras, los porcentajes; de principio por no ser verdaderos y de segundo porque la reconstitución de una enseñanza pública de calidad no vendrá por estos números sino por la unión del profesorado, de todo el profesorado, desde las escuelas infantiles, si todavía queda alguna para entonces, pasando por los maestros y especialistas de primaria, secundaria y universidad. Una unión inquebrantable que llegará inexorablemente de un modo u otro por dos vías posibles: Por una protesta unívoca y unísona, en la que centrales sindicales y la comunidad educativa al completo se fusionen en una sola cabeza que haga incuestionable en la calle, incluso para aquellos medios y voces mediáticas adictas o afines al régimen, que la voluntad de la comunidad educativa es luchar por lo que es suyo deslegitimando, con la verdad por bandera, la falta de consistencia en las argumentaciones que arrecian una y otra vez contra la escuela pública. La otra vía es la unión del profesorado por una desafección a esa protesta que nos conducirá inexorablemente al día en que mirando hacia atrás nos digamos: “Mañana protestaremos, ya no tenemos nada que perder, todo lo perdimos ayer”. En ese momento, cuando se tome conciencia de lo perdido volverán las voces a florecer, volveremos a pelear por la igualdad, por la no discriminación pero... es posible que para entonces sea irreversible y entonces sí que muchos podrán presumir por vaticinar en un pasado reciente que de nada sirve ponerse en huelga mientras otros lamentarán sus iniciativas o la falta de ellas, sobre su conciencia sentirán su inacción como una sanguijuela devorándola cuando por no regalar 60 u 80 euros a la administración se han quedado sin algo que regalar.

martes, 22 de mayo de 2012

SÍ A LA HUELGA EN EDUCACIÓN.


Motivos para la huelga hay, muchos más que excusas para no ejercer este derecho. Motivos que son graves, de consecuencias previsibles y conocidos por toda la comunidad educativa en su totalidad aunque todavía exista, y también entre el profesorado, muy lamentablemente, quien vislumbra bajo el arco de la simpatía política o apatía intelectual, la necesidad de proseguir agazapado con la cabeza enterrada bajo un terreno fangoso esperando con esperanza que los malos tiempos pasen por su lado sin afectarle, o quien se pliega, con una insustancial servidumbre y elegante genuflexión, a los mensajes sermoneados una y otra vez con los que la administración disfraza una realidad.

Una administración muy alejada de la defensa de una educación de calidad y de igualdad que ha sido y es beligerante contra su propio personal, que les empeora sus condiciones laborales, responsabiliza en exclusividad al profesorado del fracaso escolar. Una administración que no escatima esfuerzos en desprestigiar a la escuela pública y a cuantos en ella ejercen su profesión, la misma que criminaliza a los profesores por vestirse con unas camisetas verdes, la misma que baja sus salarios, sus ayudas, la misma que potencia la escuela privada y concertada con ese mismo dinero que recorta de la pública, la misma que disfraza la disminución de derechos por libertad de elección, etc.... Por tanto y teniendo en cuenta que la administración basa su derrota o triunfo sobre una huelga en las cifras, se hace necesario que toda disconformidad con la gestión de esta administración, como se manifiesta una y otra vez en los claustros, salga de sus armarios para convertir este día en una jornada para mostrar nuestro descontento y para decir en voz alta y a todo el mundo que no estamos de acuerdo, que ni profesores, alumnos, padres y todos cuantos directamente o indirectamente formamos parte de la comunidad educativa aprobamos estas medidas por ser injustas, deliberadamente interesadas y por tanto mezquinas. Y aunque no sea suficiente, como muchos padres y profesores afirman únicamente para seguir arrebujándose en su complacencia, al menos, ejercer este derecho es un ejercicio de dignidad, de calma para la conciencia; es simplemente ser consecuente. Es intentar ser uno mismo. Y será cuanto no podrán robarme.

Motivos para la huelga hay y muchos, y no se puede aludir al aprieto económico que todos estamos padeciendo como axioma excluyente por ser injusto e insolidario. Tampoco pueden, por la demostración de pobreza de recursos que secciona la yugular de la honorabilidad de quien desempeña un trabajo en educación, acudir al trastero lingüístico de las explicaciones insostenibles para atrincherarse en la sinrazón, o socorrerse en el vergonzoso razonamiento de la veleidad para justificar no ir a la huelga, argumentando no querer regalar más dinero a una administración que ya le merma el salario y cuya intención es seguir haciéndolo y en mayor medida.

La huelga hoy por hoy, nos guste más o menos, es la única herramienta de protesta que todo trabajador todavía poseé para posicionarse de una manera pacífica y razonada ante lo que considera un agravio e injusticia. La huelga, tiene y debe tener voz y eco en la sociedad y aunque cada vez, con más obstinación algunos medios se afanen para sofocarla vilipendiándola, ultrajándola y manipulándola, este hecho, que es muy cierto, no debe amedrentarnos para no ejercer un derecho a la protesta que se recoge en la constitución y que por la tanto al ejercerlo, además de ser un ejercicio de justicia, además de ser una ayuda para desoxidar los mecanismos democráticos y por tanto elemento regenerador de nuestra democracia, es un buen instrumento para equilibrar el contrabando de intereses y poderes que confabulan para aniquilar cuantos obstáculos les asaltan en su camino. Y hablo de la educación pública.

Llegados a este punto, qué podemos enseñar en nuestros hogares, en las aulas de los colegios si no somos consecuentes con nosotros mismos, qué podemos enseñar si nuestra pedagogía carece del ejemplo fundamental en la figura del padre, o del maestro que se revela, que no acepta la tiranía, la injusticia, la insolidaridad. Cómo podremos enseñarles que desde la palabra, desde la asociación, desde la participación activa también pueden combatirse estas injusticias. ¿Cuál ha de ser por tanto, el papel del maestro en las aulas si no potencian el libre pensamiento, si no buscan en sus alumnos, en nuestros hijos, a quienes defiendan el día de mañana, entre otras muchas causas, su propia dignidad, una justicia social, una sociedad más igualitaria con los mismos derechos y las mismas posibilidades? ¿Necesitamos abastecernos de resignación y tolerar que desde la propia administración, bajo el nombre de educación, obligue a nuestros hijos, a integrarse en el escalafón más bajo de la pirámide social que ellos mismos diseñan desde sus despachos? Y después, obligados y resignados a arrastrarnos por el polvo de sus despojos ¿Criminalizarán a los padres por carecer de recursos económicos con los que dotar a sus hijos de mejores posibilidades?

Hay motivos para una huelga. Sobran los motivos.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Enseñanza pública. Revindicando el principio de igualdad.


La desigualdad que a grandes pasos se va forjando en nuestra sociedad entre la enseñanza privada y concertada respecto a la educación pública, se va construyendo con la utilización, parcial y subjetiva, entre otros, de los resultados de las pruebas CDI como argumento, sino el único, para justificar y acusar a la enseñanza pública de un gasto innecesario a tenor de unos resultados que desde luego no reflejan la realidad. Una realidad que viene muy condicionada por el tipo de alumnado. Mientras en la escuela pública predomina la diversidad, en la escuela privada – concertada se aspira a la homogeneidad, y para conseguir este propósito, concretamente la enseñanza concertada no escatima estratagemas.

Los mismos medios y las mismas voces, siempre tan vivas en discusiones y comentarios sobre educación, que una y otra vez arremeten contra la enseñanza pública, deberían, por la propia honorabilidad del o los que hablan y/o escriben, explicar de qué maneras los colegios concertados, no todos, eligen y seleccionan a sus alumnos. Práctica efectiva que es sin duda una causa inequívoca de la desigualdad que viene reflejada en esos resultados que con malignidad interpretan. Tienen y deben de explicar cómo desde los despachos de muchos colegios concertados, al futuro alumno se le aconseja matricularse en un colegio público por su causalidad, es decir, por motivos relacionados con su rendimiento, con su historial, con su procedencia, con sus problemas: familiares, genéticos u otros. En definitiva, no puede matricularse porque no cumple con el perfil que gusta a la dirección de esos colegios que en su mayor parte, curiosamente, se financian con dinero público, con dinero de los mismas familias cuyos hijos son rechazados, de ahí que se llamen concertados.

Tendrían que explicar que la cuota, tasa, bonificación, donativo... que estos colegios imponen y cuya legalidad es más que discutible, es un precio extra de matriculación, y al mismo tiempo, otra manera “legal” de impedir o dificultar el paso a alumnos con economías maltrechas, o por decirlo más llanamente, no deseados.

Si queremos comparar unos resultados que reflejen más la realidad de los centros, permítase que cada centro, sea público, privado o concertado elija por aula a los diez o quince mejores alumnos (en cuanto a resultados académicos me refiero) . Sería entonces cuando podríamos estudiar los resultados con una mayor objetividad porque se han obtenido en condiciones de igualdad. La escuela pública no puede competir en igualdad de condiciones respecto a centros privados y concertados cuando alumnos con un deficiente castellano o con una tardía escolarización se ven obligados a realizar esas mismas pruebas, y aún así hay colegios públicos e institutos entre los diez primeros e incluso los primeros.

Esta desigualdad, aprovechada para hacer más rápido y efectivo el estrangulamiento de la educación pública y con ella, aniquilar una futura sociedad que pueda regirse por un principio de igualdad, nada tiene que ver con los profesionales que en ella trabajan, a los que injustamente se les cargan con acusaciones que salen a la luz pública generando dudas respecto de su profesionalidad y su entrega – véase todo lo dicho y escrito y lo que no se ha dicho centrando la problemática en esas dos horas más de trabajo para los docentes que nada tenían que ver con el origen de las protestas – .

Al contrario de como se viene sugiriendo desde medios de comunicación y profetas tertulianos que toman la paralela para no tropezar en la misma porquería que vierten, si la experiencia es un grado, algo que nadie puede discutir excepto ignorantes e interesados, son los profesionales de la enseñanza pública los más curtidos por estar más acostumbrados a bregar cada día con una diversidad a la que tienen que sacar adelante. Y no quiero desmerecer a ningún profesional de la enseñanza. Revindico el principio de igualdad que intenta hacerse un hueco entre tanta apología de la discriminación y desigualdad existente en este reino que llaman de España.

Si la finalidad, sin tener en cuenta las formas, es ahorrar, y para ello se prescinde de toda discusión o debate racional, insisto en lo de racional, la conclusión a la que se llega es que la educación pública debe ser suprimida. Pero si a la necesidad de ahorrar le añadimos una pizca de reflexión y un leve toque de racionabilidad e inteligencia, sin excederse, que en tiempos de crisis no es bueno malgastar ¿no sería más sencillo ahorrarse el dinero de estos conciertos innecesarios?

jueves, 3 de mayo de 2012

El fracaso escolar: más veneno para la educación pública.


Una vez más, como espectador ocasional, tuve que escuchar la insidiosa comparación, por enésima vez, de la escuela pública y la escuela concertada, o lo que es lo mismo la educación pública y la educación concertada. La periodista Carmen Gurruchaga en el espacio de Tele 5 “El gran debate” arrojó su dardo envenenado en forma de dato. “El 35% del fracaso escolar se da en la escuela pública frente a un 25% de la concertada”. Un dato, que si bien no voy a dudar de su veracidad, no justifica ni puede ser empleado para justificar su conclusión: La escuela pública es la cuna del fracaso escolar”. Y claro, en estos tiempos ahorro, un gasto innecesario. Pero el dato cojea de realismo a poco que pongamos una neurona a funcionar.

No seré yo quien dude la reputación de esta periodista, aunque a veces dicha reputación alimente una soberbia que obnubila la razón. Pero su error de interpretación fue mayúsculo, o tal vez no fuera un error. Es posible que la cifra fuera esputada tras una escasa deliberación. También podría ser que no hubiera más estudio y esa incompleta explicación se debiese a una falta de información. Hablaríamos entonces de un error, de un error injustificable para una periodista de su experiencia que debe y se debe a la veracidad y a la objetividad. Sin dudar de lo primero, quedó con las vergüenzas al aire lo segundo.

Pero si la Sra. Carmen Gurruchaga, con una maledicencia intencionada, tomó partido por un modelo de educación para ella predilecto comportándose como una mercenaria que pone voz a quien mejor le paga, queda en entredicho cualquier credibilidad presente y futura que nazca desde el bolsillo o la cabeza de esta periodista.

La periodista no profundizó en el dato, ni lo explicó. Al hablar de porcentajes no debería ignorar que la escuela pública es la única que no discrimina a nadie y da las mismas oportunidades a todos sin preguntar su raza, su religión, su procedencia, su condición sexual, si es rico o pobre, si es de nobleza o plebe, si está altamente capacitado o sufre alguna disminución, si tiene problemas: conductuales, motóricos ... etc o no los tiene, si es oriundo o inmigrante. La escuela pública es garantía de igualdad, tampoco separa por razón de sexo. No debe pasar por alto que una escuela, una verdadera escuela, se compone de personas y forma personas. Al margen deben quedar por quienes hablan por y para la educación, aunque poco tengan que ver con ella, los beneficios o pérdidas económicas si no es para encontrar la forma de mejorarlos. No debemos convertir a la educación en empresas cuyo máximo interés será el de satisfacer las necesidades de sus clientes, y esto, desde luego, no es mejorar la educación.

Si la señora Carmen Gurruchaga hubiera tenido en cuenta esta exhortación, no hubiera entrado en un debate para denigrar una educación pública, que solamente por lo ya mencionado, debería ser suficiente para otorgarle el respeto que se merece y no cuestionarla con comparaciones de porcentajes de fracaso o acierto. Lo contrario, lo que se está haciendo, lo que esta periodista hizo es caer en lo fácil.

Debo recordar a la Sra. Carmen Gurruchaga, que según los datos de la Comunidad de Madrid, el instituto de enseñanza secundaria con mejores resultados en el 2011 fue un instituto público. Esto quiere decir que no todo se hace tan mal en la escuela pública. Esto quiere decir que muchos de los que hablan por boca de ganso deberían repasar sus palabras. Esto quiere decir, que tal vez, muchos de esos colegios privados y concertados deberían revisar sus planes educativos. Esto me lleva a pensar lo que este dato debe estar escociendo a quienes se dejan 1000, 3000, 6000 … euros por curso en la educación de sus hijos y especialmente en los que convierten sus escuelas en empresas. ¿Cuál es la credibilidad que les queda cuando su excelencia se ve humillada y ultrajada por unos desarraigados y futuros perroflautas? Parece ser que la excelencia no conoce de estamentos sociales. ¿Es esto algo tan perjudicial para la sociedad para tener que aniquilarlo?
No lo olvide Sra. Gurruchaga, ni usted, ni muchos como usted.



lunes, 30 de abril de 2012

Las Vegas. La creación de un nuevo Estado o Comunidad.


¡Vienen “Las Vegas”! Una parte de los USA se va a instalar en territorio patrio.
¡Quién iba a decirnos que España sería la nación “elegida”, la elegida de entre todas las naciones, la nación de las naciones, la privilegiada de Europa para contar con un complejo de ocio, ¡qué digo! para tener una ciudad, un miniestado de ocio y negocio para el juego, el desparrame, las mafias, la prostitución y por supuesto también, el espectáculo.
Por fin podremos vivir ese sueño americano en nuestras propias carnes, en nuestro presente, en nuestra realidad. América aterrizará en España. Sólo quedan unos meses. La llegada del estío, ademas del infierno castellano, nos dará paso a una lluvia de euros –eso nos dicen – que de un plumazo soliviantará todas las economías de incontables familias abnegadas o ahogadas entre otras causas por nuestros políticos, los mismos de siempre a los que votamos una y otra vez pase lo que pase, que buscan en este complejo curarse de sus propias vergüenzas.
Pero entre tanto entusiasmo, desde luego que justificado, 300.000 puestos de trabajo no son poca cosa, hay aspectos que me preocupan. Por un lado, no me queda claro que la implantación de Las Vegas en tierras de Madrid o Barcelona sea una victoria política, más me parece una derrota ciudadana ¿cuánto deberemos pagar y sacrificar para que el Sr. Sheldon Adelson se sienta cómodo? Y por otro, a pesar de todo cuanto se ha escrito sobre ello, todavía no hemos caído en la cuenta, o no hemos querido reconocer, o simplemente nuestra complaciente existencia no admite mayor actividad o activismo que aplaudir o enfurecerse, que Europa no es USA y por supuesto España tampoco. Y no lo seremos por mucho que nos empeñemos en imitarles, ni por mucho que sacrifiquemos nuestro bagaje cultural adorando como a un Dios todo lo que nos viene desde ese lugar al otro lado del Atlántico. A lo máximo que podremos aspirar, de perseverar con estas actitudes es a alcanzar la “muy noble” condición de súbditos, eso sí, americanos. No les pasa inadvertido a estos inversores iluminados de todo cuanto digo, que un territorio sin raíz e ignorante de su historia es todavía más manipulable. Pero, por si cabía alguna duda, después de las sesiones de “bondage” del Sr. Sheldon y su representantes compartidas con nuestros gobernantes comunitarios, no creo que exista lugar para la duda: España no es Europa, España is different.
Y no es el gentío precisamente quien hace de España algo diferente, son los propios políticos y hablo de Cataluña y Madrid, de Más y Aguirre, quienes hacen de sus respectivas Comunidades un prostíbulo internacional con titularidad oficial para asentar y aposentar a la camada americana y a quien se presente con dólares o euros bajo el brazo.
Alejados de cualquier dignidad, nuestros representantes abominan del decoro para adorar lascivamente al becerro de oro que llega para balar sobre nuestras conciencias y especialmente sobre nuestras vergüenzas. Nos demuestran con su benevolencia, o más bien, su falta de valor, aunque se empeñen en lo contrario, que más allá de una selección de fútbol, campeona de Europa y del mundo, aquí no hay nada; que no hay nación, ni estado ni conciencia, que bastan unos euros o dólares para crear un nuevo estado. ¡Y cuántos siglos llevamos discutiendo sobre nuestra identidad! Lástima que después de tantos muertos, odio y resentimiento, nadie se haya dado cuenta que toda identidad e independencia se cimienta sobre unos cuantos millones de euros. ¿Por qué no hemos imitado también en esto a nuestros ejemplares maestros americanos?
Aguirre y Más en su bizarría, protagonistas de la versión más desenfrenada, mandan al carajo la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos del territorio español. En su capitulación, están dispuestos a crear una nueva legislación, al margen de las leyes nacidas durante nuestra democracia, exclusivas para la naciente Ciudad - Estado que se regirá por sus propias leyes o la ausencia de estas. Un pequeño territorio de propiedad particular, gobernado por el magnate Sr. Sheldon Adelson a su antojo y placer por encima de cualquier legislación o gobernante. En otras palabras, una ciudad a la que le resbalan leyes y normativa que surjan en el ámbito territorial dentro del cual se encuentra circunscrito. Asistimos pues, al nacimiento legal de una nueva Comunidad o Estado con el beneplácito y apoyo de las instituciones democráticamente elegidas para representar a sus ciudadanos.
El siguiente paso, al estilo Bienvenido Mr. Marshall, será organizar un concurso público, si es televisivo mejor, para componer su himno y diseñar su particular enseña. Entonces la risotada en el patio de butacas será mayúscula. ¿Habremos puesto techo a la vergüenza o aún podemos llegar más lejos?

miércoles, 11 de abril de 2012

Eurovegas: una duda razonable.

Son malos tiempos para heroicidades y sin embargo siguen apareciendo héroes, aunque desgraciadamente cada vez se les oiga menos y no por su empeño, sino por la obstinación de los otros, los del lado opuesto, aquellos que se preocupan más por hacer callar que en dar las explicaciones pertinentes. Y lo peor es que sin esos héroes se nos acaban los ejemplos y sin ejemplos no hay pedagogía y sin pedagogía no tendremos más que la cultura del sofá. Hablo por supuesto de todos los colectivos y organizaciones que se han opuesto o han puesto la voz de alarma, o lo que es lo mismo, la voz de la prudencia a un hecho insólito como es el advenedizo crepúsculo dorado de la prosperidad infinita o eterna, en forma de complejo de ocio y negocio, que aterrizará tal vez en Madrid bajo el epígrafe de Eurovegas y que no se han dejado embaucar, como tampoco lo hicieron antes, en el caso particular de Navalcarnero con su aeropuerto, por las sinfonías de trompetas y clarines que anunciaban la pasarela que conduce al pedestal de la suprema deidad.

En ambos casos, aeropuerto y Eurovegas, riqueza, trabajo, prosperidad acompañan a estos megaproyectos que por alguna razón, a pesar de ser, como nos cuentan, una de las grandes maravillas, no se venden solos y no convencen a todos.

Entonces, con el aeropuerto, no se escucharon o se ignoraron aquellas voces críticas que muy tímidamente circulaban entre ladrillos y adoquines por las calles de los pueblos afectados. No tuvieron el apoyo de un pueblo como Navalcarnero, absolutamente drogado con aquellos melifluos mensajes que de voz y pluma se podían escuchar y leer una y otra vez. Pero el tiempo les dio la razón. El aeropuerto hoy no es más que una de aquellas pretensiones ostentosas que surgieron para satisfacer los delirios de grandeza de dirigentes políticos, como se ha demostrado, más preocupados de su proyección al exterior, que de economizar y sacar mayor rendimiento a la economía de la población que representan.

De aquel aeropuerto, lejos de aportar beneficios, ni trabajo ni riquezas, no quedan más que 5.000.000 de euros, puede que más, volatilizados en proyectos, estudios y algunos salarios que no han servido para nada, excepto para agravar la maltrecha situación financiera de muchos ayuntamientos y comunidades autónomas. Igual ocurre con otros aeropuertos y megacentros de ocio, como parques temáticos, que se han quedado en raquíticos esqueletos en los que apenas la carcoma los habita.

De nuevo, con este Eurovegas, se corre el riesgo de sepultarnos bajo un manto de latón sin comprender que El Dorado no son más que los rayos de sol mirándose en cualquier superficie metálica.

La duda, por tanto, es más que razonable y este Eurovegas nace con demasiadas pretensiones difíciles de asumir tanto por los políticos, si les queda algo de moralidad, como por el vulgo. Tras esta pugna entre Madrid y Cataluña no queda muy claro si España es Europa o si alguna vez hemos formado parte de ese continente.

Gracias a todos estos héroes que se bañan en la cordura y les restan algunas plumas a esta megalomanía tan ramplona que nos asola y nos deslumbra.

lunes, 19 de marzo de 2012

La aniquilación de los sindicatos.

Ayer el trabajador soñaba con poder dar a sus hijos una educación que les permitiese alcanzar todo lo que él no había podido conseguir. Ayer el asalariado tenía la seguridad que la escuela era garantía de igualdad para todos a la vez de ser el vehículo para que sus hijos pudieran competir, sin desventajas, ante cualquier oponente sin importar cuánto cargara en su cartera. No podemos y no debemos olvidar a quienes ayudaron a alcanzar cotas de progreso que hoy nos suenan lejanas. Hoy, a diferencia de ayer, los trabajadores sueñan con que a sus hijos en el futuro no les falte de comer. Esto es lo que estamos progresando.

Hoy, poco más o menos que ser sindicalista es convertirse en el destinatario natural de la aplicación de la ley de vagos y maleantes. Hoy, un trabajador, un asalariado por ejercer su derecho a la huelga se le considera interesadamente como un traidor a la empresa e incluso a la patria.

Los trabajadores han pasado de ser los cimientos que forjan el beneficio de una empresa a ser el desprestigio social, y cuando protestan, el lastre que impide un crecimiento económico. El trabajador, sin quererlo ni desearlo, se ha convertido en ese despojo necesario para mantener por un lado, las estructuras forjadas por quienes se han consagrado como gerifaltes, siempre tan dispuestos a salvar la patria creando beneficios empresariales bajo la original e imaginativa idea de los despidos, de las rebajas salariales y sociales. Y por otro lado, a contribuir para las arcas del estado, con la satisfacción de unos impuestos que crecen en demasía para sus desnutridos bolsillos con los que salvar a esos mismos gerifaltes de sus carencias administrativas y ahorrativas.

Económicamente ahogados y sin posibilidad de ahorro, los trabajadores son aprovechados como conejitos de indias sobre los que experimentar fórmulas anticrisis y nuevas formas de explotación, humillación e incluso marginación.

Hoy, el trabajador es un súbdito de su empresario, tiranizado por la economía, rendido a su trabajo, cautivo de su salario, sometido a su Comunidad, a su Ayuntamiento, y oprimido por la propia democracia que ha sido convertida en un arma desde la que se flagelan sus derechos mínimos. Derechos que a estas alturas de la ¿evolución? de la civilización no deberían de ser mínimos.

Pero desde la poltrona de un despacho, o desde un pequeño cuarto para dar a luz a las palabras, se diseñan y ventosean todas estas y más estrategias de desprestigio, y por si no fueran suficientes, se acusa al trabajador de falta de dedicación a la empresa a la vez que se le exige un agradecimiento sempiterno hacia su empresario, porque a fin de cuentas, le guste o no, es quien le da de comer. Poco importa que “su empresario” le haya rebajado su salario, que le haya aumentado sus horas de trabajo, que le exija una salud de hierro y le pida dedicación exclusiva y extrema mermando ostensiblemente sus condiciones laborales.

 Todo este esfuerzo desde administraciones, medios de comunicación y gurús de la opinión para deslegitimar cualquier atisbo de expresión de disconformidad ¿lo hacen por el bien de la empresa o del empresario? ¿Y qué es lo que más les beneficia? La aniquilación de los sindicatos.

Aquellos que comulgan con los innumerables postulados que se reafirman en este desfalco de derechos con los que se intenta modificar el curso natural del progreso, olvidan o ignoran que lo más importante no es la posesión de un trabajo más o menos fijo o estable, ni siquiera un trabajo como se nos intenta convencer, sino que al trabajo le acompañe un salario que le permita al trabajador vivir dignamente, con el que pueda pagar su alquiler, su hipoteca, sus impuestos y poder hacer una escapada al supermercado para algo más que ver las últimas novedades en congelados y los progresos científicos de los productos de droguería.

La algarabía lingüística que puebla los medios de comunicación insufla coraje a plumas que han estado dormidas o simplemente ocupadas en otros menesteres, y que ahora, aliándose con la voz institucional, que no por ello la más razonable, emergen como buitres en busca de carroña. Todos a la voz de “ar” se lanzan con vehemencia a tensar la soga con la que ahorcar a los sindicatos. ¿Y por qué? Porque eliminados los sindicatos, el trabajo pasa a ser pasto de esclavos. Conseguir un empleo se convertirá en una convención multitudinaria de esclavos compitiendo en una subasta por hacerse hacedores de las condiciones laborales más ínfimas y lamentables. Pero como Paco, el Bajo, aquel inolvidable personaje de la novela “ Los santos inocentes” de Miguel Delibes, debemos estar siempre agradecidos porque al menos acudimos a un lugar para trabajar, para ayudar o para entretenernos, aunque nuestra recompensa sea un bocadillo. Así que vengan muchas crisis. Todo menos investigar, inventar, crear... Eso se lo dejamos a los europeos que aquí, en España ya tenemos Las Vegas.

miércoles, 29 de febrero de 2012

La desobediencia civil como arma de futuro.

Las calles de Valencia han sido amenazadas con ser presa del fuego, y se teme que el fuego pueda extenderse por otras ciudades. Las protestas, de seguir incrementándose, de seguir extendiéndose, pueden poner en evidencia las desvergüenzas del gobierno que rápidamente se ha puesto a la defensiva. Tantos miedos necesitan para ser superados, de la utilización de una verborrea simplona y simplista, insustancial en su esencia como la que se está empleando para llegar más directamente a la cabeza de una sociedad bastante noqueada por esta crisis; además de poner en funcionamiento la organización de medios de comunicación afines para cohesionar una respuesta común capaz de desintegrar la protesta antes de que esta pueda crecer, antes de que pueda afectarles o desenmascararles.

Valencia es la llamada. Valencia marca otro punto de inicio. Ahora es necesario que las manifestaciones se extiendan a otras ciudades, a todo el Estado, sin pausa, sin descanso. Es el momento de aplicar las enseñanzas que tan orgullosamente impartió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Dña. Esperanza Aguirre, cuando, ante la asignatura de educación para la ciudadanía, hacía llamamientos por todos los medios de comunicación a la rebelión, a la desobediencia civil.

Ahora que los intereses han cambiado, si antes fue la asignatura para la educación por la ciudadanía quien provocó tanto revuelo en un partido popular, – ¡qué simpleza! – ahora quieren ser la educación, la sanidad... – simplezas de nuevo para este PP y no sólo para él – quienes sitúen el revuelo en las calles, frente a las puertas de las sedes de quienes gestionan y elaboran planes de salvamento que no dejan de tener un sabor a burla. No se le puede pedir ayuda a quien se está ahogando.

Son estos, argumentos muy sólidos, los que han hecho que la práctica de estas enseñanzas – la desobediencia civil – bien aprendidas por los ciudadanos de esta comunidad y de más allá, sean ahora incómodas; se hayan vuelto contra quien fue su maestra o mentora. Ha quedado demostrado, mal que le pese a la presidenta de la Comunidad de Madrid, la inmensa capacidad de aprendizaje que tienen nuestros jóvenes.
– ¿Será esta otra de las razones por la que quiere desterrar del mapa a la enseñanza pública? –

Es el momento, uno más, aunque ya los hubo antes y fueron desperdiciados, de responder a las provocaciones con todos los medios al alcance. Porque las medidas adoptadas, son una justificación para alcanzar cotas de insolidaridad hasta ahora insospechadas así como una pérdida de derechos elementales que se veían intocables. En definitiva: una provocación. Tendremos por tanto que derribar para volver a construir. ¿No es esto lo que se está poniendo en práctica desde el gobierno? Pues entonces, lo que es válido para unos lo es para los otros.

jueves, 23 de febrero de 2012

En Valencia se quemarán las calles porque la metáfora arde.

Si algo de bueno, o de malo, pueden tener los paseos en los pueblos, es que las cortas distancias pueden hacerse casi infinitas en el tiempo. Los múltiples intermedios, así como las esperas en las ya cada vez más escasas tiendas de toda la vida, esas que nos han visto crecer y que van envejeciendo a medida que nuestros hijos dejan de ser niños para ser jóvenes, son torrentes de información que ya quisiera superar en efectividad y rapidez la tecnología imperante de los tiempos actuales.

En uno de esos intermedios, una vecina, en ese espacio que alberga la duda si es señora o señorita, con poco más de los treinta, todavía fuerte frente a los cuarenta, se lamentaba de cuánto estaba ocurriendo en Valencia y cuánto podría ocurrir por culpa de estos difíciles tiempos que nos está tocando vivir. “Estos estudiantes, si siguen perdiendo días de clase qué van a estudiar” – me dijo.

Y vinieron a mí unas palabras escritas en alguna publicación de una catedrática en educación de la Universidad de Alcalá quien decía que los niños que aprenden sólo de la escuela no son capaces de aplicar estos conocimientos fuera de ella. Tal vez sea esto a lo que se refería la ilustre catedrática y lo que estamos presenciando no sea más que una legión de inadaptados que no saben aplicar en la vida lo que han aprendido en la escuela. Son, resumiendo, el vivo ejemplo del fracaso de la enseñanza pública y de paso, dicho esto por políticos y periodistas acólitos, matamos dos pájaros de un tiro: las manifestaciones y la escuela pública.

No pretendo hacer con esta aserción el trabajo de periodistas y políticos y tampoco contribuir a hacerlo popular, y mucho menos “PPolpular” ¡Dios me libre! Considero que cuanto está ocurriendo es justamente lo contrario. Al igual que aquel 15-M, estas manifestaciones estudiantiles son el fruto de los conocimientos adquiridos esencialmente en una escuela que es libre y que es garantía de igualdad como ninguna. La presencia en la calle de miles de estudiantes es su puesta en práctica. Y son estos conocimientos los que les han conducido a tomar, por mucho que se empeñen aquellos que estas protestas les incomodan, la libre decisión de pasar a la acción consecuencia del librepensamiento que desde esta escuela se intenta fomentar. Es por eso, por lo que, conscientes de cuánto tienen que perder dicen “basta” y lo dicen en la calle para defender con toda la legitimidad que otorga la razón, porque la tienen, lo que al sentido común, desde las instituciones, se le niega.

He aquí la esencia de ese ataque constante a la escuela pública, una escuela cada vez más molesta por ser germen de voces contestatarias, de voces con personalidad propia que crecen, que no se van a dejar llevar, sin más, por los postulados institucionales, y mucho menos cuando haciendo llamamientos al amor patrio, estos vienen vía imposición. Voces que no se van a amilanar cuando la tiranía despliegue sus venenosos aguijones, y allí, donde se considere un ataque, o una provocación habrá una respuesta.

Las calles de ciudades como Valencia son el vivo ejemplo, jóvenes que pasean sus palabras como un pesticida para la soberbia que produce recortes que no responden a un principio de equidad. Una semilla que deberá impedir que nuevas generaciones caigan en la autocomplacencia conformes con el “todo vale”. Ellos y sólo ellos podrán decir y presumir de cuánto consiguieron, o en el peor de los casos, podrán presumir que todo cuánto se perdió no fue porque estuvieron de brazos cruzados. Y si el tiempo, y la “sociedad del bienestar” no los apoltrona, mañana serán maestros del librepensamiento, ese que se ha zurcido a través de la escuela y de la vida, convencidos de su poder, de poder enmendar e incluso evitar errores o ignominias infringidas con una estúpida insidia por quienes, bajo un paraguas democrático, juegan a ser exclusivos tiranos exclusivistas.

En Valencia se quemarán las calles porque la metáfora arde. ¡Qué gran lección! Es la hora de “quemar el Estado”.

martes, 21 de febrero de 2012

Navalcarnero y su carnaval. ¿Fiesta o denuesto?

¿Hay crisis en Navalcarnero? A la vista de los acontecimientos sí, puesto que se ha suprimido el carnaval o carnavalito dirigido a los más pequeños. Pero el equipo de gobierno municipal sigue esforzándose más por simularla que para solucionarla. No ha sido capaz de tomar la determinación, la valentía, de suspender el carnaval, el importante, el más costoso. Toda su receta para contribuir al ahorro ha sido un apaño con más contenido de propaganda que de efectividad. ¿Esto ha sido todo lo que saben hacer? Una receta – dejar de lado a los más pequeños – que disimulan suprimiendo la paja, pero disfrazando la viga con invitaciones al jolgorio emperejilada de apariencias para que esta crisis no les afecte o como mucho, les pille con el flequillo descompuesto, pero nunca sin peluca.

Al final del espectáculo, ¿cuánto es lo que nos hemos ahorrado? Y lo más importante ¿cuánto más podríamos haber ahorrado? ¿Por qué seguir “ayudando económicamente” para incentivar la participación en el carnaval?

Todo es posible, hasta lo más disparatado, hasta lo más increíble, hasta lo más utópico.

Nuestro Sr. alcalde, alejado de aquellas consignas de “no subir los impuestos”, ha encontrado remedio a tanta crisis y sobre todo ha hecho innecesario tanto inútil debate de expertos que a base de palabras y palabras marean el sentido. Su solución estriba en dar una imagen de normalidad al tiempo que suprime todo salario. En este desventurado camino hacia la sombra del ciprés se encuentran escuelas infantiles, residencias de tercera edad, empleados municipales, mantenimiento de jardines... etc... pero, para calmar sus ansiedades, para proporcionarles una evasión a sus tristezas, a ellos y a todos nosotros, seamos víctimas de la crisis o simplemente un daño colateral, nos “ha regalado” este carnaval, también con la participación de vehículos con el logotipo del ayuntamiento – uno – disfrazado o camuflado para la ocasión.

Hiere, duele y humilla, estar despedido por un despotismo innecesario al tiempo que quien no supo administrar, aprueba despidos como consecuencia de una penuria de fondos, pero sigue haciendo de su cueva un pasaje infinito, una necrópolis.

El carnaval añade un descosido más en los ahorros de este pueblo. Resuena como un malvado eco que entra en los hogares, más silenciosos que nunca aquejados de un futuro incierto, para mancillar su desesperación y su angustiosa espera mientras llegan mejores días, que ahora sí, traigan una alegría natural y no forzada ni disimulada con festivales de denuestos.

viernes, 17 de febrero de 2012

Voluntarios o servicio social obligatorio.

No cabe duda que el PP quiere finiquitar, vadear o evitar esta crisis que de seguir por los actuales derroteros, si nadie lo remedia, provocará una mano de obra exangüe, una clase social exprimida sin jugo sanguíneo para siquiera levantar la cabeza. El lenitivo para esta clase social exprimida y deprimida será, como está sucediendo, poner en su futuro centenares de kilómetros siempre al norte.

Su interés no está centrado en ahorrar costes en desplazamientos a quienes huyen buscando la solución a su crisis. Su imaginación se les ha disparado, de esto no hay duda, y mucho me temo que tanto derroche – en la misma línea que muchos de sus ayuntamientos – les pueda pasar factura en breve tiempo como parece ser que está ocurriendo en sus cabezas poco fecundas de grandes ideas.

Algunos de estos políticos, obnubilados por la búsqueda de un trono dentro de su partido político, que los conduzca al pabellón de la soberana deidad por haber encontrado la solución a la crisis mucho antes que sus compañeros de partido, o por hacer historia, no han encontrado mejor ocupación que jugar a enredarse en una espiral de procaz exaltación del disparate para conseguir su entronización. Esta es la meta: el dislate como una solución real y lo peor, virtualmente efectiva.

En estos eslabones nos encontramos entre otros a la actual alcaldesa de Madrid con su reciente discurso patético-político apelando a todos los ciudadanos de Madrid, que por esta ciudad y por España se ofrezcan voluntarios para cubrir todos aquellos puestos de los que la administración no pueda hacerse cargo. Con esta exaltación de sentimientos patrios intenta florecer el orgullo en jóvenes y mayores, principalmente del pijerío del lagarto y de algún que otro acólito cuyo voto popular fue más una venganza por una mala noche que el abuso de vodka le robó al descanso que de un convencimiento ideológico. Precisamente estos serán los primeros en negar su voluntariedad por ser de los pocos que mantienen su trabajo.

Pero no vamos a ser siempre pesimistas, al mal tiempo buena cara. Nuestra ilustre alcaldesa nos abre un camino cuya luz es nuestra esperanza – siempre con minúsculas –. Su plan de voluntariado habrá puesto la primera piedra para que todos los puestos de las administraciones públicas, hoy propiedad de funcionarios y de algún que otro despistado designado a dedo, sean cubiertos por un cuerpo de voluntarios. De este modo, habremos creado, a imagen y semejanza del servicio militar obligatorio, hoy felizmente superado, un servicio social obligatorio. Llegados a este extremo, será entonces cuando estaremos más cerca de exigir que el cargo de alcalde/sa, concejales, consejeros y demás prole política, sean cubiertos también por voluntarios.

Y aquí mi duda: ¿Serán capaces de ser consecuentes con sus propias ideas y actuar en consecuencia haciendo pedagogía con el ejemplo? ¿Será doña Ana Botella, posiblemente las más patriota entre las patriotas españolas en ejercitar su cargo voluntariamente?




viernes, 3 de febrero de 2012

Barco de papel: ¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

Es la incómoda pregunta que nace bien regada por la preocupación y bien alimentada por la experiencia. Una dramática experiencia que en algunos casos ha puesto al borde del bochorno el funcionamiento de las escuelas, concretamente de Trébole. Una experiencia adquirida a base de confrontación entre dirección, educadoras y familias, de incontinencia verbal, del demérito e incluso del abyecto sentimiento de venganza que ha mutado en más de una ocasión el carácter humano de quienes llevan a sus espaldas responsabilidades en estas escuelas.

En cualquier caso, la pregunta me conduce a desplegar cuántas posibilidades se me ocurran por encontrar una o varias respuestas a esta fastidiosa cuestión.

Para empezar, tarde o temprano la dirección de Barco deberá poner sobre la mesa las nuevas propuestas para conocimiento de las educadoras, que no serán muy diferentes a las anunciadas en Trébole, ya sobradamente conocidas por todos y que tanto revuelo han causado.

Si el sentido común impera, la dirección de Barco debería de esperar hasta que finalice el año escolar para introducir las modificaciones pertinentes en los nuevos contratos y en los nuevos proyectos de la escuela incluyendo, ahora sí, el conocimiento y consentimiento de aquellas educadoras que voluntariamente, sin presiones ni coacciones, quieran sumarse a esta nueva andadura que comienza tras el concurso.
Pero tal decisión no estará exenta de dificultades.

Si se decantan por introducir los cambios con la llegada del nuevo curso, será una decisión que contradice las ya efectuadas en Trébole, por lo que una vez más, ambas direcciones quedarán enfrentadas. A su vez, toda demora en la “imposición de las nuevas condiciones” supone la creación entre las trabajadoras de la misma empresa, con la misma titulación y mismos méritos, de dos grupos laborales con diferencia de trato y salario: educadoras de primera clase las de Barco, y de segunda clase las de Trébole. Mientras en Trébole, el salario se ha visto ostensiblemente reducido, en Barco seguirían con las condiciones antiguas, mucho más favorables en cuanto a cuantía se refiere. Esta discriminación, a corto plazo generaría un nuevo foco de desestabilización en las escuelas y muy especialmente de nuevo, por sentido común en Trébole.

Si por el contrario Barco decide hacer efectivos los recortes como así iban estipulados en su propuesta para la adjudicación del concurso, y que no hay que olvidar que fue la cuestión económica un punto principal para ser adjudicataria, supondrá en el mejor de los casos, tal y como ha ocurrido en Campanilla y en Trébole un trasvase de educadoras. Y en el peor, denuncias y despidos y no precisamente en este orden. Despidos que ya han causado una derrama de dinero innecesario y evitable, siendo imposible, en algunos casos, hacer frente a las obligadas indemnizaciones increíblemente ignoradas o soberbiamente soslayadas que han supuesto un socavón mayor en la descalabrada economía de las escuelas.

Esperemos eso sí, buen ejemplo tienen, que no empleen los mismos métodos ni “sugestivas sugerencias” para moldear un cerrojo que no supondría más que nuevas incidencias. Espero que este silencio, del que está Barco haciendo gala, no sea el mismo silencio coactivo de antaño, ese silencio de laboratorio, artificial en su esencia y artificioso en su contenido que se desliza por los pasillos de la escuela dejando un rastro sombrío para esconder de nuevo intenciones que no pueden ser buenas si nacen desde el oscurantismo.

Pavor me causa esperar una solución de esa prosaica imaginación fecunda de alguna mente pensante desconocida proveniente de alguna de las direcciones, cuya experiencia ha demostrado cuánta futilidad lleva en su equipaje ,cuando intenten convencer de unas condiciones prácticamente inaceptables a muchas tragaderas que se tengan.

No hay que olvidar que estas escuelas deben agradecer cuánto han hecho por ella sus educadoras y las familias que las habitan y es ahora, buen momento para devolver favores.

martes, 31 de enero de 2012

La escuela infantil Barco de papel se queda en Navagroup s.l.

A estas alturas no es ningún descubrimiento y mucho menos noticia, que la escuela municipal Barco de papel ha encontrado quien la dirija para los próximos años. No hay cambios, al menos sustanciales en lo que a la dirección se refiere. Finalmente las tres escuelas han quedado a cargo de la misma empresa que las regentaba: Navagroup. s.l.

Esto que en principio debiera ser una noticia que a todos debería llenar de alegría y jolgorio, sin embargo, no sé si será por los tristes antecedentes o por el futuro no muy alentador en materia educativa que espera vigilante a estas escuelas, pero tras las primeras algazaras, con la sementera más apaciguada y predispuesta al reposo y a la reflexión, se genera, a poco que la testa empiece a funcionar, una honda preocupación.

Inmediatamente, como si participase en un juego infantil, en un juego de palabras encadenadas, se van construyendo binomios cuya estructura hace tambalear en el pensamiento un buen futuro para dicha escuela:

–Concurso/¿progreso?* Proyecto económico/¿degradación?* Proyecto educativo/¿recortes?* Recortes/¿negociación?* Negociación/¿imposición?* Imposición/rebeldía.* Rebeldía/represión.* Represión/enfrentamiento.* Enfrentamientos/mala educación.* Y así podría continuar en una larga retahíla que agotaría al lector más paciente.

Todos sabemos, porque lo hemos aprendido, porque Trébole nos lo ha enseñado, que no es necesario un gran esfuerzo para desdorar la brillantez alcanzada durante años. Lo ha demostrado con tesón, convirtiendo todo el proceso de adjudicación de la escuela en uno de los mejores seriales folletinescos infantiles que hasta ahora, al menos que yo recuerde en mi longeva vida, había tenido ocasión de vivir como espectador. Es justo por tanto mi temor, tal vez pánico, pero me es imposible disociar el trotar de estas escuelas de un vergonzoso paralelismo o tendencia a la imitación con la ambición degradante y denigrante que la Comunidad de Madrid viene impartiendo déspotamente a una enseñanza pública cada vez más debilitada. ¿Lo harán por convicción, será por conveniencia política o simplemente servidumbre?

El resultado del concurso no puede más que ser calificado, especialmente por la dirección de la escuela de éxito, de un éxito rotundo. Los esfuerzos que la dirección de Barco ha realizado durante estos meses de duras, largas y continuas reuniones con representantes del ayuntamiento han dado por fin el fruto deseado y esperado. El uso de recursos, del que han hecho gala, incluyendo la “implicación” – término del que habría mucho que hablar – de familias y educadoras viene a corroborar aquello de que el fin justifica los medios.
¿Es por tanto la adjudicación de Barco a Navagroup s.l una buena noticia? Buena culpa de ello tendrán si quienes dirigen esta escuela no cometen los mismos desaliños de sus otras escuelas hermanas, porque aunque estén dirigidas bajo el mismo paraguas parece, y esto alimenta la esperanza, que quienes son las encargadas de regentar estas escuelas las dirigen bajo sombrillas muy diferentes en playas muy apartadas de lugares muy remotos entre sí. Por tanto, es en esta disparidad donde puede germinar un futuro más prometedor.

domingo, 15 de enero de 2012

EL CENIZO DESVELO.

No sé por qué vino a mí este desvelo,
pero siempre hay alguien o algo que llega
y no se le espera,
y hace del sueño una plaza desapacible,
hace de la noche un terreno de duelo.
El cielo volvía a ser cenizo,
la última campanada anunciaba
una suerte ignominiosa,
arremolinado,
con gesto amenazador se posaba
sobre la escuela infantil,
y sobre ella arrojaba
sus espinas luminosas.
La pulla a la escuela
son estas espinas,
su puntería: asombrosa.
Vida, agonía y suicidio
es quien maneja los hilos,
quien dirige las nubes,
quienes hacen del billete la tirita
para ocultar la herida
conscientemente infringida,
y sus destellos,
la esperanza de un alma,
de una escuela dolida.

De la tierra, de la penumbra del infierno,
los poros del suelo escupían su negro aliento
que hacían de alfombra al cielo,
y todo bajo él, inocuo e invisible,
absorbido por esa tonalidad fúnebre y temible,
esculpían el velo
que a educadoras y escuela
han escrito en su particular libelo.
Educadoras con rodilla en tierra
suplicando su salario,
y a escondidas
huyendo del despido.
Vociferan lisonjas a quienes creen
que Dios está en su persona
y susurran rezos para no ser reconocidas.
¡Milagro, milagro! ¡Pedimos un milagro!
Musitan.
Sus palabras recorren las paredes
como las orugas trepan el árbol.
Y de aquellos silencios,
encuentran en el arrepentimiento su consuelo.
Las escuelas piden ayuda.
Aquel antiguo y siempre amigo
de las sombras que habitan tras la negra cristalera
y de los rincones, donde el sol se oculta
temeroso de la palabra amarga,
renueva de nuevo, su intención culpable
de guardarse para sí los dineros de la escuela.

Y las gacelas pasean sus veleidades,
rugiendo como leones, mordiendo como serpientes,
sembrando en el río de la ira
su vehemente pasión acaudilladora..
Familias de nuevo en marcha,
papeles por aquí y escritos por allá,
concentraciones, manifestaciones
para sacar, otra vez,
a las gacelas del atolladero.

Una mutación,
soberano ingenio
para vivir siempre en carnaval,
muta a las gacelas,
en serpientes o en cigarras
que escupen asertos y luego esperan,
sin dar la cara claro,
no fueran a perder,
del ayuntamiento su prebenda.
Maldito el terror,
fecundo ya en la inconsciencia,
que recorre ávido de insolencia
el porvenir del que trabaja.
Esclavo será,
aunque su rodilla se hunda en tierra,
que ahora es donación lo que otros,
rebeldes y traidores, llaman robo, sustracción o ausencia.
¿Qué dirán,
aquellas mismas almas que primero,
con más fe que esperanza,
creyeron cuánto les contaron,
seducidas o sedadas
por el verbo o el veneno?

No sé por qué este desvelo,
será por qué no hay dinero,
por qué no hay salario sino hielo,
o ¿por qué fue pesadilla, o fue sueño?

A la escuela infantil Trébole, con todo mi cariño.