domingo, 18 de diciembre de 2011

TRÉBOLE: El fin de una rebelión.

De todos es sabido que las pequeñas revoluciones y especialmente estas, que se desarrollan en la más frugal intimidad, mueren ahogadas por el discurrir del tiempo que las mitiga y las edulcora, sin olvidarnos del dinero que todo lo compra o lo vende y la fe, que todo lo puede.

La rebelión de Trébole se difumina. Hoy apenas quedan los ecos de una pequeña algazara, que sin embargo ha hecho y hace temblar a una escuela que lo tuvo todo y ahora no acaba de encontrarse a sí misma.

Las educadoras, y con más exactitud, una buena ración de quienes dijeron “no” a las condiciones impuestas por la empresa tras el concurso, hoy dicen “tal vez” o simplemente su voz ha acabado en el pozo de sus desabridas intimidades más vergonzosas y silenciosas. De repente no dicen nada, más taciturnas ellas que nunca, sus silencios repican la homilía institucional que otrora fuera su azote y despertase su rabia y hoy, incomprensiblemente, es su consuelo. Desconozco que clase de querencias las han conducido a un cambio en su determinación, pero esta falta de unión, una vez más, de respeto hacia ellas mismas, provoca el desaliento y la vergüenza en las familias que han dado la cara por ellas, que se han esforzado sacrificando su tiempo y el de sus pequeños porque se satisficieran los derechos – sus salarios – de todas las educadoras: sumisas, insustanciales y rebeldes, sin importarles credo o condición.

De estas educadoras “rebeldes” hoy no quedan más que los rescoldos de una llama que prendieron y que se apaga con su aquiescencia y sumisión ante lo que les ha sido impuesto: o lo tomas o lo dejas y que ahora convierten en justo y razonable lo que desde el sentido común nunca lo fue ni lo será.

De aquel fuego, de aquella llama de esperanza, a la que once educadoras se adhirieron, cuya luminosidad era la fuerza que mantenía vivas sus perspectivas y expectativas, apenas resiste una endeble luz de una no menos mohína vela que algunas educadoras todavía sostienen con la dignidad intacta a la espera que se cumpla el ignominioso destino – el despido – dictaminado por una dirección que juega a ser Dios. Ahora, cuando aquella llama ha sido desposeída de toda esperanza, quién sabe si su quebradiza figura podrá ser el fuego purificador de los delirios pretenciosos de las responsables de la escuela o se quedará en el humo del olvido o en el lamentable recuerdo de lo que pudo ser y no fue, de lo que se pudo hacer y no se hizo, de lo que se pudo luchar y todo fue cobardía.

No puedo dejar de pensar cuánta inutilidad escenificada e interpretada. Cuánta apoplejía espoleada, cuánta inconsciencia e inmadurez, cuánta incapacidad para sostener una decisión, y es aún más doloroso, cuando el repertorio descrito proviene de quienes deben ser ejemplo e inculcar valores. Uno siente que una escuela más se desvanece, que Trébole languidece hasta convertirse en un entretenimiento para los buscadores de lo paranormal.

Y mientras escribo estas deliberaciones o delirios, una llamada a mi correo me anuncia que otra educadora más abandona su puesto de trabajo obligada por las circunstancias. Es el apartheid practicado para expulsar todo cuanto no comulgue con los “principios” de una dirección que se siente todavía más poderosa, más feudal que antes del concurso. Lejos de avanzar retrocedemos y retrocedemos en el tiempo. Me cuestiono, visto lo visto, si sigue entre sus principios educativos la igualdad y la integración o tras el beneficio del concurso, una vez postergado o castigado lo educativo al cuarto trastero, se han “obligado” a impartir la segregación.

Sólo tres velas ponen dignidad a este entierro, tan sólo tres velas aún reposan con su resplandor sobre un ataúd todavía vacío del que esperan que nunca se abra su tapa. Esperan, como el maná, que lleguen vientos de una nueva esperanza, pero esta vez sin Aguirre.

Para finalizar, de nuevo, gracias por vuestra aguerrida defensa por una educación digna para todo el mundo, por hacer que los más pequeños puedan tener lo mejor, por resistiros a dejar morir los progresos conseguidos, por cumplir, a pesar de los tiempos poco favorables, y ser lo que sois: maestras y educadoras. Recordar que los genios primero fueron locos, y los héroes primero fueron rebeldes.



jueves, 1 de diciembre de 2011

TRÉBOLE: La rebelión de las minorías.

A la hora de enfrentarme a esta exposición, no sé si el resultado será una elegía o un elogio; un canto de esperanza o el epílogo a la desesperanza; una marcha fúnebre o una alborada que invite al optimismo. Y dado que la edad resta brillantez al optimismo, mejor sería afirmar que es la espada que lo aniquila, dudo que el resultado final de este artículo no sea más que la parte amputada a ese optimismo.

Ojalá sirvan estas palabras para insuflar ánimo y apoyo a todas aquellas educadoras, fieles a sus principios, que por encima de estrategias de empresa, que no persiguen beneficio educativo alguno, han dado ejemplo de honestidad y fidelidad a sabiendas, que hoy, en su lugar de trabajo, al igual que se premia la mezquindad y la mediocridad, se castiga la vocación, la dedicación, el entusiasmo, también los buenos principios, la coherencia y más tristemente la eficacia en el trabajo. Siendo esta relegada a un segundo plano, siempre supeditada a los caprichosos límites de beneficios económicos impuestos por la propia empresa. Mal comienzo es este para la nueva andadura post-concurso. No habrá progreso en esta escuela si prevalece por encima de las demás, una mentalidad empresarial tan precaria, tan primaria y ausente como la que se está demostrando en esta escuela infantil y empresa que la regenta.

Pero el asunto que me ocupa es para con las educadoras de la escuela infantil Trébole, concretamente once, que han dicho “basta” “no en mi nombre, antes mi conciencia”. Su capacidad para sufrir y aguantar más agravios y desacreditaciones por parte de la dirección de esta escuela ha llegado a su máxima. Se han plantado ante una dirección que, con su continua arrogancia y su tristemente corrosiva forma de actuar, su falta de tacto y seriedad para llevar semejante oficio, ha desafiado continuamente los límites de las educadoras y se ha creído que, bajo su jurisdicción, voluntad sólo existe la suya.

El viernes 18 de noviembre cada educadora debía plasmar su rubrica consintiendo, sin ser consultadas cuando se elaboró el proyecto para el concurso, una degradación más a su labor educativa, que incluía, como principal punto, una rebaja importante de sus salarios, así como una gran incertidumbre: la ausencia operativa y eficaz de apoyos. Apelando a su honestidad, dejaron el lugar dedicado a tal efecto en un desafiante espacio en blanco que encendió los ánimos de una dirección que ha empezado a actuar, por si alguien pensaba que ya había alcanzado el límite, aún más a la desesperada.

Trébole ha explotado, podría ser un titular de la noticia. Se ha producido la que podríamos denominar la rebelión de las minorías.

Ante esta nueva situación, imprevisible en principio, la dirección de Trébole se ha visto, una vez más, superada por la obstinación de sus educadoras en defensa de sus convicciones, y haciendo uso del poder que le da la fuerza, porque no puede ofrecer nada más, se enfundan en una ruin mezquindad acusando a las educadoras de traición a los intereses de la empresa, y las castiga con el despido. Por una vez, en estos meses de incongruencias, debo dar la razón a la empresa, pues es bien cierto que las educadoras “rebeldes” han rehusado aceptar sus intereses. Pero nunca han renunciado al interés por hacer de la escuela una escuela mejor, por mejorar la educación de los más pequeños, por hacer de la escuela, en definitiva, una escuela de calidad. Es inverosímil que su defensa por una calidad en la educación se haya convertido en el acicate de la empresa para atacar toda coherencia educativa. Principios de calidad que pocos meses atrás, la empresa defendía para distinguirse de las otras escuelas infantiles privadas del pueblo.

Es difícil de creer que exista una escuela infantil que se esfuerce, que se afane en pelear y pelearse contra todo lo que sea o quiera mejorar sus servicios. ¿Puede existir tal empresa en algún lugar del mundo? Pues sí, la hay, en Navalcarnero y se llama Trébole, o para mayor exactitud Navagroup s.l.

El futuro más cercano es el gradual despido de las educadoras disidentes, si estas, por una vez, alejadas de felonías y asechanzas, no se dejan amartelar y/o amedrentar con imprecaciones que no benefician a nadie. Pero creo que de esto, la conspicua dirección sabe mucho, posiblemente demasidado, y no ve más luz que la miserable igualdad en la mísera miseria de una ruin educación. Dejan para otros tiempos, para otras épocas, el derecho que todo ciudadano tiene de recibir la mejor educación posible. No pueden ni deben olvidar que esos pequeños seres, traviesos, obstinados, vivaces y a veces desquiciantes, son ciudadanos de pleno derecho desde que nacen, aunque no alcancen el metro de altitud y sin lugar a dudas, se merecen lo mejor y no sufrir la perturbada banalidad de una atroz e irrisoria dirección.

sábado, 19 de noviembre de 2011

TRÉBOLE: La coronación de la mediocridad.

Las escuelas infantiles y la educación en general están sufriendo vejaciones sin parangón en la historia de este Estado. La aniquilación de los principios básicos de igualdad y derechos están siendo continuamente torpedeados y pisoteados desde una administración que persigue, con demasiado empeño y obcecación, la vuelta a fórmulas medievales que toda sociedad de progreso ha superado hace mucho tiempo.

Trébole no podía ser ajena a esta situación, pero muy lejos de poner el mayor remedio ante esta vorágine de medidas contrarias a la educación y al progreso de una sociedad, participa en esta condena, sumándose a los mínimos estipulados, contrarios a cualquier principio educativo. Ya ha conseguido todo cuanto anhelaba: hacerse con la gobernabilidad de la escuela,

Difícilmente un país puede alcanzar mayores cotas de progreso si en él impera la misma mentalidad cicatera de la empresa Navagroup. s.l.. Es difícil evolucionar, y desde luego esta escuela no lo hará, cuando la meta que la dirección se propone no es subir un escalón más, no es llegar un poco más lejos, ser un poco mejores; tampoco lo es el conseguir un grado de excelencia educativa que las pueda distinguir de las demás escuelas como lo venía siendo hasta ahora. Hoy, desgraciadamente, la meta está en llegar a lo más profundo del lodazal de mediocridad en que se está convirtiendo el mundo educativo y concretamente la educación en las escuelas infantiles. Ahora, el objetivo es llenar aunque sea de estiércol la cuenta bancaria. Trébole renuncia a crear o a imitar actitudes y/o programas educativos que puedan presumir de excelencia. Trébole aspira a ser la más mediocre, o al menos tan mediocre como la que más, a limitarse a cumplir los mínimos establecidos por esta ley sin valorar el perjuicio que ello conlleva.

Ante esta locura que amenaza con no dejar títere con cabeza en esta escuela, su dirección debería exponer ante sus educadoras primero y ante los padres después cuáles van a ser las directrices que va a seguir, su proyecto educativo si lo hay, o las maravillas de su complejo residencial, y hablar sobre la ratio y la cualificación de sus educadoras en un futuro. Pero esto, que es un ejercicio de coherencia y sentido común, es como pedir peras al olmo a una dirección que se caracterizada por haber perdido el polo magnético de la razón y la coherencia.

Las primeras actuaciones de la empresa como agradecimiento a sus educadoras, tanto a las acólitas como a las díscolas, es la rebaja de sus salarios y la amenaza con despidos. Amenaza que ya se ha cumplido.

A las familias, tanto a las acólitas como a las díscolas, su recompensa será la práctica disminución de los apoyos a algo meramente testimonial, sin funcionalidad; la proliferación de grupos mixtos valorando por igual, la evolución madurativa de los niños y el beneficio económico para la empresa: “cuantas menos vacantes más llenamos las arcas”. La practica inutilidad, por inexistente, de un plan educativo que contenga unas dosis de racionalidad coherentes que pueda llevarse a cabo con las garantías que hasta hace poco gozaba.

La dirección por tanto abandona, podría decirse que sin vergüenza ni disimulo, todo carácter educativo centrándose en lo meramente asistencial o residencial. Disminuyen estrepitosamente los gastos pero aumentan los beneficios. Renuncia a la calidad de enseñanza con una pretendida renovación de toda su estructura interna, sacrificando ese prestigio que había conseguido en sus veinte años de funcionamiento. Una remodelación a la baja, a lo mínimo, que está siendo convulsa.

Todas estas medidas aportadas por la dirección provocarán a corto plazo, como ya ha ocurrido, un baile de educadoras – en dos meses han pasado tres educadoras por Campanilla y ya ha habido bajas voluntarias y despidos en Trébole –. Este baile, que es un castigo innecesario para los más pequeños, se hubiese solucionado si desde un principio la empresa hubiera puesto todo su empeño en solucionar, o al menos en atender lo más posible, las situaciones de sus educadoras, encontrando entonces el dinero que ahora parece sobrarle.

Ante esta deprimente situación, me pregunto si llevar a los hijos a esta escuela, se convertirá en un futuro muy cercano, en una actividad temeraria e irresponsable por parte de los padres.





jueves, 17 de noviembre de 2011

TRÉBOLE: Del encomio de la argucia al elogio del artificio.

Se resolvió el tan esperado y deseado concurso. Ya podemos afirmar y proclamarlo a los cuatro vientos, por mares y continentes e incluso más allá del espacio exterior, inundados de una murria felicidad, que Trébole ya tiene dueño, o para ser más exacto, que sus antiguos dueños ahora son más dueños que nunca.

¿O será todo lo contrario?

Me pregunto si no será el ayuntamiento quien ejercerá todo su poder inquisitorial para, con sus ya características caricias lingüísticas, disimular acarameladas tiranías e imposiciones ante una aquiescente, como siempre, dirección de Navagroup s.l.. La fiel empresa ejecutará cuanto le sea trasmitido con disciplinada obediencia, arrodillada ante la conspicua figura de todo un equipo de gobierno municipal al que dirá “Sí” una y otra vez como pago al enorme favor recibido al ser benefactores de un concurso. Esta es posiblemente una de las grandes y poderosas razones que han llevado al ayuntamiento a la concesión del mencionado concurso: poder seguir ejerciendo, a través de la gobernabilidad de una de las escuelas, la más grande, la más esbelta, la que ha recibido una mayor inversión, una labor principalmente propagandística.

Curiosamente se confirma lo que meses antes, desde los mentideros de Navalcarnero, se daba como un hecho inexorable: la escuela infantil Trébole se adjudicaría a la misma empresa.

Ahora, con uno de los procesos más deplorables concluido, atrás queda todo un sendero de rastrojos como testigos insolentes de cuántas insidias han sido necesarias para llegar hasta donde se ha llegado. La dirección de estas escuelas, siguiendo las doctrinas del ayuntamiento o viceversa, no ha tenido escrúpulos para desacreditar en público documento, aunque fuera bajo la sombrilla de un pueril y mal disimulado comportamiento, la labor de las educadoras, de sus empleadas, lacerando su propio prestigio, dejándolas en una situación de desamparo, exponiéndolas públicamente para recibir escarnio si el público lo estimara oportuno, e incluso empujándolas al «suicidio» educativo, que ahora, una vez resuelto el concurso, se les pedirá, rubricando con su firma, otorgar a la dirección la facultad de poder cometer, con absoluta impunidad, cuantas "tropelías" educativas se imaginen y reafirmarse en las ya cometidas, —sirva como ejemplo la formación de grupos mixtos de alumnos — y lo más grave e irónico para las educadoras: consentir su propia «inhabilitación forzosa» que les impedirá seguir ejerciendo con garantías para sus alumnos una labor educativa digna. Serán reconvertidas en auxiliares, cuya principal misión y tal vez única sea la de observadoras y acreditar, con su presencia, que la escuela funciona, aunque sólo sea un pequeño refugio para que los niños no pasen frío, o si se tercia, incluso jugar en el aula o en el patio.

De esta forma, y casi sin querer, se expondrán a las familias con todo lujo de detalles, e incluso con presentaciones ostentosas de Power Point, que se están ejecutando y cumpliendo proyectos y objetivos: manipulación de utensilios (juguetes) destinados a potenciar la recreación visual - artístico - lúdica y recreativa de los más pequeños; fomento de la interactividad social, la autonomía e independencia; adquisición de destrezas manipulativas (la pinza) adquiridas por el contacto reiterativo de sus cuerpos con la arena; aumento de la interactividad con el medio urbano sin indicaciones previas; fomento de la intuición, adquisición de estrategias de supervivencia infantil en el aula, defensa personal, apropiación de objetos evitando ser descubierto por la observante auxiliar en educación, utilización de la fuerza como principal vehículo para la consecución de los deseos y frustraciones; adquisición de orientación espacial y desenvolvimiento autónomo sin la participación directa ni indirecta del personal “cualificado” que gobierna el aula; y sobre todo, trasmitir a los niños la excelsa sensación de sentirse con libertad y vivirla con todo el exceso que el término permite. Pero no hablarán de los apoyos. ¿Y la ratio?

La dirección, en su última y urgente reunión con sus empleadas, confirma cuanto ya se veía venir, cuanto se anunciaba a gritos aunque no todos quisieran oírlo: adiós al antiguo proyecto educativo, el mismo que se defendió ante un ayuntamiento cuando era de todos sabido que no podría ejecutarse por las condiciones en las que se dictaba el concurso. Ahora que los ojos necesitan volver a ver y mientras la incredulidad se va perdiendo en tímidos lamentos, la preocupación emerge cargada de una sonrojante vergüenza.

El nuevo proyecto educativo, si lo hay, se construye desde la miseria, desde la copia miserable de otras escuelas acreditadas en su mal funcionamiento. La justificación la encuentran amparándose en una ley, que desde las mismas escuelas, incluida la propia dirección, han criticado una y otra vez. El proyecto es mera ceniza, nace quemado y nunca fue ni es lo importante como hicieron creer a las familias.

Es hora de sentarse en la butaca y regocijarse en el escatológico espectáculo que se anuncia como un gran estreno y que no ha hecho más que empezar. En la pantalla, una exposición no adecentada para todos los públicos. Una espectacular bajada de pantalones o subida de faldas. El argumento: del encomio de la argucia al elogio del artificio.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La hora de las contrapartidas.

La nueva reunión de las familias de las escuelas infantiles el pasado 28 de octubre pone un punto a un desgraciado ciclo, liado y anudado una y otra vez por las partes implicadas. El punto no está claro si es seguido o es final, si todo se ha solucionado o es una estratagema para ganar tiempo. En cualquier caso, desde las A.M.P.A.S y desde la dirección de la empresa, parece haberse finiquitado el problema. Lo corrobora una frase nacida desde la propia empresa, que siendo de justicia agradecida, es preocupante. La frase en cuestión viene a agradecer a las familias todo el esfuerzo que han dedicado para que las escuelas infantiles recuperasen temporalmente su normalidad.

No cabe duda, que esta noticia pone regocijo y también satisfacción. Calma las ansiedades de las educadoras y entibia un poco los ejercicios matemáticos necesarias para llegar a fin de mes. Pero llama la atención que sea la empresa de las escuelas quienes agradezcan las iniciativas emprendidas por las familias cuando en sus múltiples reuniones, directamente con el personal del ayuntamiento, no encontraron la más mínima esperanza de solución. Resumiendo, que las familias le han resuelto el problema a la empresa, y esta sin “mojarse”.

Hay que recordar que dos días antes de la reunión de las familias celebrada tiempo atrás en los salones de un restaurante de las afueras, los representantes del ayuntamiento habían negado que hubiese dinero. La reunión para las familias fue todo un comienzo de intenciones y principio de iniciativas organizadas que incluía la todopoderosa y tan temida prensa. A estas iniciativas habría que añadir otras de carácter personal que incomodarían sobremanera a la empresa y colateralmente al Ayuntamiento. Hablo de otras nuevas denuncias que se unirían a las ya existentes que la empresa debería afrontar con unos fondos económicos antes inexistentes, y hoy, después de lo visto, dudosos. Y sin olvidarnos de una huelga programada y legalizada que iba a tener repercusión en los medios de comunicación.

Hilando cada una de las circunstancias citadas, me conducen a pensar que pueda haber una estrategia diseñada para ganar tiempo. Una estrategia consistente en esperar a que los vientos se vuelvan más favorables y evitar en lo posible, perjudicar más la imagen de un Ayuntamiento perdido en la vorágine de sus deudas. La prueba es que con el pago de los salarios, se disuelve de un plumazo todo lo acordado en la reunión de padres, se detienen las incipientes amenazas de denuncias y se desconvoca una huelga programada y ya legalizada. Se anuncia además, una normalidad que no se puede asegurar y se consigue adormilar un frente que empezaba a incomodar.

Ahora en este nuevo periodo de paz o de tregua que comienza, no se debería desunir lo unido, y la fuerza conseguida, no debiera debilitarse en una prolongada y complaciente espera. Es ahora que a las A.M.P.A.S se les ha reconocido su poder por la propia empresa, cuando a través de los consejos escolares, debieran reclamar contrapartidas por esta inestimable ayuda prestada. Es un buen momento para exigir el aumento de apoyos, independientemente de los mínimos establecidos por la Ley, porque todos sabemos que esta Ley no es ni inteligente ni garantía de progreso. Sabemos que supone, muy al contrario, una involución, un regreso a tiempos pretéritos que ya se habían asumido como irrepetibles. Es además, la espada traicionera con la que se quiere herir de muerte a las escuelas convirtiéndolas en residencias infantiles, guarderías para los amigos de la sencillez. Tendrían que preguntar si admitirán los grupos flexibles, que están alcanzando gran auge entre las escuelas a pesar de saberse que no es lo más educativo ni beneficioso para los propios alumnos. Y habrá que preguntarles si en su proyecto educativo, el mismo que denostadamente defendieron padres y madres de las escuelas, incluirán también el aumento de ratio e incluso una rebaja en la cualificación del personal docente.

En definitiva, no habría que bajar la guardia.
Vaya por delante mi deseo que se haya encontrado la solución, que la normalidad vuelva a imperar en las escuelas y que el sentido común también recupere parte de su parcela perdida y vaya a continuación mi preocupación, creciente por todo lo que rodea al mundo de estas escuelas y de la educación en general.
Es posible que exista quien afirme que veo fantasmas. No se lo podré negar, seguramente sea la resaca de “jalogüín”.

jueves, 20 de octubre de 2011

Una victoria de la razón.

 Parece que aquellas viejas palabras que otrora fueron críticas con con las actitudes e iniciativas de la escuela municipal infantil Barco de papel, han ayudado a desbancar a la incongruencia y han dado lugar a descubrir la otra cara de la moneda, oculta durante los últimos cinco meses por una insidiosa complacencia en negar su existencia.
Ahora, con esta nueva cara, la cara de lo razonable donde quiere reposar la razón, una razón acelerada por la emoción que le ha producido su descubrimiento, quiere recuperar el terreno perdido, y a tal fin se convocó una asamblea en la que estaban llamados a participar todos los padres y madres, así como educadoras de las diferentes escuelas.
No podemos dudar que tal asamblea, propiciada desde el AMPA de la escuela infantil Barco de papel, es un acierto. Su primer objetivo es propiciar una unión, un mismo frente y un mismo discurso, y si este no se desvirtua entre palabras temerosas, entre escritos poco objetivos e intenciones poco claras, debería ser el principio de una maquinaria con posibilidades de lograr objetivos favorables para la educación de los más pequeños, olvidándose de a quien pueda perjudicar y a quien pueda beneficiar.
No será tarea fácil atemperar posiciones actualmente intransigentes provocadas por aquellas que desde el oscurantismo, desde el aislamiento premeditado con la compañía seleccionada, buscaron apoderarse y apropiarse de una razón a la que sin nombrar, defendieron como única o verdadera o absolutamente verdadera. Posturas que se invistieron de profetas, alumbrando secretas profecías sermoneadas para tiranizar y sumar sumisas o ignorantes (por desconocimiento) voluntades. Persiguieron, casi endemoniadamente, como principal objetivo, hacerse con un nombre destacado entre las familias desde el que, una vez erigidos en el altar de la obstinación, satisfacer otras necesidades paralelas al problema que acuciaba. Pero este cambio de rumbo no puede más que ir sumando a medida que las iniciativas se vayan produciendo.
La unificación de criterios es una obligación sobre la que se debe trabajar para que las familias luchen por salvar una escuela, aunque no haya unanimidad en qué tipo de escuela se quiere salvar.
En principio, las dos AMPAs deberán pelear porque sea quien sea quien esté al frente de las escuelas, la empresa que las gobierne tiene que garantizar su sostenibilidad y es en este punto en el que deberían centrarse. Para ello hay que, como se pretende hacer, tender puentes, y deben apuntar a las educadoras, un peldaño más de la escalera cuyo problema amenza con derrumbar la débil contrahuella que todavía mantiene firme a unas escuelas a punto de convertirse en una actividad de riesgo. Hay que unir a un profesorado dividido y herido. Hay que volver a dignificar la figura de las educadoras, tan cuestionada desde algún escrito germinado desde una de las escuelas, y cortejar a la empresa para compartir la punta de lanza de una pelea que debe comenzar y pronto, con seriedad, rectitud y ganas por defender el derecho de todo ciudadano a recibir una educación de calidad. Algo a lo que nadie podrá posicionarse en contra.
Será entonces el momento de volver a exigir que todas las piezas de este complicado y cada vez más enrevesado puzzle, sean entregadas a quienes corresponda por quien corresponda para que sigan casando como lo habían hecho hasta ahora, y será entonces el momento de exigir una escuela activa que se aleje por siempre de la tentación económica que la quiere trasformar en un complejo residencial. Después, juntos, en torno a una mesa, discutir qué más se puede hacer para convertir estas escuelas en un modelo envidiable, un tesoro del que nadie, ni siquiera una mente con poderosas ataduras intelectuales, imbuida en un febril retorcimiento por inocularse de una ilustrísima sabiduría lo pueda echar a perder.
La reunión del pasado día 13 de Octubre fue un ilusionante atisbo de razón, y aunque en todo este asunto de las escuelas infantiles cada vez es más difícil entender qué sucede y qué intereses priman, no pueden las familias dejarse convencer y mucho menos manipular, para defender intereses disfrazados de particulares conveniencias.
Ha costado cinco meses para que las posturas de padres y educadoras encuentren una plaza en la que reunirse y organizarse. Desconozco cuál será su futuro, pero si algo se puede decir, es que después de cinco meses, la razón consigue una victoria.

domingo, 16 de octubre de 2011

Carta dirigida a alcaldes/as y presidentes/as.

Estimados excelentísimos señores alcaldes de cualquier pueblo o ciudad que la voluntad popular les puso en la responsabilidad de gobernar, de dirigir y hasta de facilitar la vida de quienes depositaron su confianza en ustedes.
Desde la insolencia que provocan las vacuas palabras con las que frecuentemente ustedes nos regalan en sus discursos, recogidas, muchas de las veces, desde el pozo de la senilidad moral, nacen estas palabras, las mías, y ellas se llevan sentimientos airados y alterados. Y dicto sofisma, dormido en la perorata inútil que pregonan y les digo queridos señores alcaldes, ustedes que con el pueblo juegan, a quienes defienden y humillan en equilibrada intención y consciencia, regálenme cada día sus melifluos discursos, engáñenme por favor con mundos soñados, con realidades inventadas, concédanme por mis atenciones prestadas e incluso obediencia, algún regalo asfaltado o acristalado con el que falsear la identidad de los pueblos que dirigen, y también la mía y mis sentimientos, torturados en ejercicios de autoconvencimiento y concédanme, si es de naturaleza generosa sus voluntades, el privilegio de disfrutar de un cielo alucinógeno de fulgores imaginados desde el punto más alto de esos edificios que crean para eternizar su grandeza o disimular sus debilidades, olvidando que cuanto más alto se sube, menos se les ve, que necesito engañar la realidad que ustedes dicen construir pero que siento perder. Será entonces cuando mis rezos, dirigidos al cielo, encuentren entretenimiento en la espera de un Dios que no los escucha, ensordecidos por endemoniadas pantomimas al servicio muy particular y privativo de semidioses en conductas permanentes de sedición.
No se queden obnubilados por ese cántaro viajero de riquezas virtuales que creyendo ustedes avanzar hacia formas superiores de progreso civil en sus pueblos, conquistado el derecho a votar, nos condenan con un obligado retroceso al antiguo vasallaje pon negación insidiosa del derecho a vivir. Desgraciadamente hacen cumplir la predicción de Laveleye “El porvenir de las modernas democracias es el mismo que el de las antiguas: ir ganando a los hombres cada día más derechos hacia el voto y perdiendo cada día más derechos. Y es el dogma empeñado este que vienen a practicar, convencidos como están, que la libertad no viene por el camino del voto libremente meditado sino por la esclavitud económica. No se esfuercen por favor en actuar a través de imposiciones cuando no encuentran ideas que satisfagan las necesidades de la población a la que representan. Porque cuando sólo tienen el camino de la imposición, el de la fuerza, hacen que sea esta la única justicia. Ignorarn una vez más, que la justicia debe ser la única fuerza.
Y permítanme citar este principio “cuando por no haber pensamientos libres para trabajar por cuenta propia, tiene uno que asalariarse para trabajar por cuenta ajena, darle el sufragio, o el encomio de su aquiescencia, no es más que aumentar la influencia del que sobre él ejerce el mero y mixto imperio”. Apártense de los grandes poderes económicos que fingen inspirarse en un público interés, manchando y ocultando bajo la alfombra de la privatización, el privilegio únicamente de unos pocos. Y cito a Walter Ratheau que bien los viene a definir “trescientos individuos sin representación oficial, ni investidura legal, que se conocen y ayudan mutuamente, vienen jugando impunemente con nuestro porvenir. Si les conviene invertir, invertirán su dinero en negocios, o en sacar provecho económico también del sufrimiento de un pueblo si diera el caso.”

miércoles, 12 de octubre de 2011

Iniciativas para salvar a las escuelas infantiles.

La tensa situación vivida en los últimos días en las escuelas infantiles, en las que las diferentes iniciativas han puesto en pie de guerra a familias, educadoras, personal directivo de las escuelas, empresa y ayuntamiento, han conseguido que las principales partes implicadas en estos hechos o para mejor denominarlos, despropósitos, se pongan manos a la obra en busca de soluciones que satisfagan a todos o a una amplia mayoría.
Las escuelas infantiles, en connivencia con el Ayuntamiento estudian la elaboración de un plan de rescate, un plan de salvación consensuado que pueda poner un suave colchón a esta situación. Ambos, actuando por distintos caminos confluirán en uno mismo, un mismo objetivo, siempre teniendo a las escuelas como prioridad al menos hasta la resolución del concurso.
Por tanto, parte de esas iniciativas a la espera de ser acuerdos se enumeran a continuación.

Las escuelas infantiles se comprometen:
–Ante la situación de falta de liquidez y de amenaza de sostenibilidad del modelo actual de gestión de las escuelas, estas elaborarán retenes de padres y o familiares de los niños matriculados, que según cuadrante, asumirán los fines de semana y días alternos las labores de limpieza y desinfección de las escuelas. Para el desarrollo de la actividad se requerirá personalmente a cada familia los utensilios y productos necesarios para poder ejecutar con éxito y efectividad su trabajo.
– A que cada familia, no pudiendo las escuelas garantizar los alimentos para los pequeños, llevará junto con su hijo y a diario, una mochila equipada con los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades, así como la logística necesaria para el desarrollo normal de un día en la escuela. Rollos de papel, pañuelos, papel higiénico...
–A duplicar, si es necesario el horario de las educadoras para poder prestar mejor atención en los diversos horarios ampliados. No puede comprometerse a ampliar el personal, a buscar educadoras de apoyo porque el dinero que estaba reservado a tal efecto se lo ha llevado el egoísmo de las educadoras por cobrar fuera como fuera sus salarios.
–Las escuelas infantiles solicitarán a la asociación “Las nieves”, u a otra similar, una generosa cesión de perros de raza, perfectamente adiestrados, para suplantar las posibles bajas voluntarias o forzosas de las educadoras ante la creciente dificultad de encontrar inocentes trabajadoras dispuestas a trabajar gratis, dispuestas a sacrificar sus salarios para hacer más grande a Navalcarnero.
–A buscar voluntarias en la Cruz Roja para que mantengan vigiladas las aulas mientras se producen las rotaciones de las educadoras, garantizando que dichas rotaciones se efectúan con absoluta garantía sin peligro para la integridad de los pequeños y de las propias educadoras. Ya no habrá que correr por los pasillos a la vez se evitan los tiempos de soledad para los más pequeños.
A su vez, el Ayuntamiento, en agradecimiento por la colaboración que estas escuelas le han prestado haciendo partícipes a las familias en la defensa de los intereses de la empresa y de los suyos en una interactividad sin parangón, se compromete a:
–Solicitar en el próximo pleno del Ayuntamiento una partida presupuestaria que estaría destinada a invertir en juegos y loterías del Estado como una forma extraordinaria de financiación con la nada desdeñable aportación del 50% del total de lo ganado para las escuelas hasta que se encontrase una solución al concurso.
–Crear una O.N.G., cuyo nombre en principio sería “Save Navalcarnero” que pueda actuar primero a nivel nacional y más tarde extenderse internacionalmente, destinada a recaudar fondos con los que poder financiar, no sólo las escuelas, sino también reflotar de sus deudas a este pueblo. Para ello, se comenzará con una humilde caseta expuesta cada segundo domingo de cada mes, aprovechando el mercado de artesanía, donde, con carteles llamativos al uso, creados por el alumnado de las escuelas infantiles y sus educadoras – que salen gratis – reclamar la atención de turistas y personas compasivas que tengan para bien reconfortar sus almas generosas con la aportación de una dádiva.
Se recogerán todos aquellos donativos en metálico, alimentos u otras ocurrencias de familias condolidas que se solidaricen con las familias de los pobres niños de estas escuelas.
El ayuntamiento a cambio de las generosas aportaciones, se compromete a la creación de una rotonda en la que aparecerán tallados sobre granito o mármol, el nombre de todos los sacrificados navalcarnereños y foráneos que, en una gran demostración de solidaridad, han ayudado desinteresadamente a su alcalde y a Navalcarnero a mantenerse un mayor tiempo a flote. Les cederá a su vez una participación económica de esa rotonda que pasará a ser propiedad de todos aquellos participantes y que podrá ser heredada por sus sucesores.
–A crear, con los trabajadores municipales despedidos, un grupo de teatro que les libere de la sensación de opresión del paro. Será un grupo itinerante, que irá recorriendo las distintas localidades del Estado español actuando según demanda. Será una obra en la que se expondrán con meridiana claridad y sentido del humor, la vida de unas educadoras infantiles obligadas a trabajar sin cobrar cuyos maridos o parejas, por su falta de trabajo, por engordar las listas de paro, caerán bajo los efectos de una enfermiza envidia hacia sus mujeres o parejas porque ellas tienen al menos un trabajo en el que matar el aburrimiento, en el que sentirse realizadas.
–Crear una empresa municipal de merchandising. Se admitirán diseños de voluntariosos vecinos del pueblo que voluntariamente cederán junto a sus creaciones los derechos de autor que estas pudiesen generar. No habrá ni distinción ni discriminación, se considerarán importantes todas las manifestaciones artísticas de todas las especialidades posibles. También la fotografía con la elaboración de chapas, calendarios con ilustrativas y sinuosas fotografiás de los empleados municipales en posturas hasta ahora inverosímiles con la ropa como secundario protagonista. Un reclamo, no sólo para oriundos de Navalcarnero, sino también y especialmente para turistas ávidos de sensaciones nuevas más allá de la cultura culinaria y o urbanística y más acordes con el acervo popular pegado a programas de prensa amarilla.
–A la instalación de un puesto fijo en el rastro de Madrid en la que se venderán productos de la marca “Navalcarnero”, así como dibujos, y artesanía infantil en barro o en cualquier otro material realizados por el pequeño alumnado de dichas escuelas bajo su nuevo programa educativo y de regeneración económica “valemos lo que creamos”.

Sabemos que no se llevarán a cabo estas iniciativas, no por ello deben descuidarse y muy probablemente, en algún momento, cuando la desesperación y la falta de ideas se erigen desgraciadamente como el único sólido que puede acompañar a un plato repleto de un quejumbroso vacío, han pasado por la cabeza de algún o alguna ilustre cabeza del gobierno de este pueblo que busca en la creatividad la solución económica. Seguramente la ilustre cabeza se ha moldeado en un centro educativo privado, de ahí el sistemático recurso al despido y a la desafección.

El embegido dezidor.

sábado, 8 de octubre de 2011

La escuela infantil Trébole y la perfidia de la hipocresía.

Cual no ha sido mi sorpresa al encontrarme en mi correo un mensaje que me impelía a leerlo con urgencia. Y la sorpresa no venía sola, un documento anexo aún espabilaba más mi curiosidad. Su lectura puso a mis neuronas a trabajar a un ritmo que se desbordaban, culpa de un cerebro, el mio, que con su lectura, se hastiaba de incredulidad.
El documento en cuestión tiene su origen en la escuela infantil municipal Trébole, y es por tanto la consecuencia de una nueva y lamentable acción unilateral dirigida a las familias de los niños matriculados exclusivamente, si el tiempo no lo remedia, en la citada escuela. Demuestran, quien o quienes hayan tomado esta iniciativa, no haber aprendido nada de la experiencia de su escuela hermana Barco de Papel. Escuela, que tiempo atrás decidió tomar sus propias decisiones prescindiendo de Trébole y Campanilla y que no la han conducido a una situación de mejora, más bien todo lo contrario, a ser, por estrategia económica y política, la que más posibilidades tiene de perder el concurso. Aquellas avanzadillas negociadoras enviadas por la escuela de Barco de Papel se entrevistaron con el personal del Ayuntamiento con responsabilidades en estos hechos y el resultado, al margen de dulces palabras que acaramelaron los oídos del contubernio negociador con falsos reconocimientos, fue el paseo de la huella de la suela del Ayuntamiento pulida en el trasero, recordándoles que estaban dentro de un concurso cuyo resultado era incierto y muy variable. Obviaron que la unión hace la fuerza.

El documento, a pesar de la crítica situación que están sufriendo estas escuelas, está muy lejos de ser un instrumento que vaya a conseguir sumar voluntades, pues si de algo carece es de información y si de algo rebosa es de confusión y de insensatez. En él se mezclan reivindicaciones con deseos, responsabilidades y acusaciones, y su resultado final es un texto no trabajado ni consensuado con todas las partes que el propio texto implica y mezcla. Al no haber firma ni organismo que se responsabilice, ni ente físico que haya dicho esta boca es mía, parece escrito por fuerzas espirituales de origen todavía desconocido que, aburridos en su tránsito por abandonar el inframundo y conseguir el perdón divino, han decidido hacer una pausa por Navalcarnero y divertirse un rato escribiendo panfletos para enrabietar a los vivos.
No es inteligente elaborar un texto que arengue a las familias a posicionarse frente a un Ayuntamiento para imputarle todos los males que sufren y sufrirán las escuelas infantiles, al tiempo que, con la rúbrica individual de su firma, se exonera a la empresa Navagroup s.l. – gestora de estas escuelas cuyo personal directivo son las mismas personas que dirigen actualmente las diferentes escuelas infantiles municipales, todas ellas agrupadas bajo la misma empresa – de toda responsabilidad en la actual situación de sus escuelas, y se carga sobre las espaldas de las familias, la obligación de exigir y reponer todos los agravios cometidos por el Ayuntamiento, olvidando, intencionadamente, los propios de la empresa. Los padres asumen, por tanto, individualmente todo su contenido.
El texto rehuye informar qué responsabilidad tiene la empresa cuando parte de los salarios de sus empleados, en una proporción determinada, corren a cuenta suya. El presupuesto de estas escuelas es la suma de tres partes: Comunidad de Madrid, Ayuntamiento y Empresa gestora Navagroup s.l., de los cuales, por lo que actualmente se sabe, es la Comunidad de Madrid quien únicamente y rigurosamente está cumpliendo con sus obligaciones. ¿Hacia dónde va entonces el dinero de la Comunidad? ¿Y el dinero de las cuotas de las familias?
Hay que lamentar, porque es lamentable, que vuelva a adoptarse una decisión unilateral por parte de una de las escuelas infantiles, en este caso Trébole. Y es lamentable que se esté utilizando este escrito como tapadera para sanear conciencias. Un escrito cuyo contenido es indigno, no sólo para el que lo escribe o dicta, es también indignante por poner en duda la capacidad intelectual de cualquier lector al que trata como si estuviera incapacitado. Anula de un plumazo la capacidad de acción de las partes implicadas, especialmente a educadoras, y las obliga a entrar en confrontación cuando no en contradicción con padres, empresa y Ayuntamiento.
El texto, desgraciadamente, conduce a la insignificancia y al ridículo a las educadoras a quienes cuetiona y al A.M.P.A. a la que de un muletazo la ha dejado al margen, quedando los padres huérfanos de una representación que debe tener y tiene toda la legitimidad para ser su voz y el instrumento que procese sus voluntades.
Pero si hay algo absolutamente detestable y deleznable, es la agresión gratuita y la desacreditación con la que este texto condena a las educadoras cuestionando su dignidad profesional. No es de recibo, y mucho tendrá que explicar la insigne cabeza que ha pergeñado este despropósito, poner al borde del precipicio el trabajo y la dedicación de las educadoras, que como bien dice el escrito, aunque se atribuye todos los méritos, los 20 años de prestigio no son sólo mérito de la empresa, algo tendrán que decir las educadoras que por ahí han dejado y dejan cada día su huella compartiendo su prestigio con sus alumnos y familias. Una contradicción más que roza lo deplorable al dejar caer, y lo hace sin tapujos ni indirectas, que la atención que actualmente reciben los menores ha sufrido un empeoramiento por la actitud deliberada de las educadoras vencidas por la desgana que les provoca la ausencia de salario.
Sin embargo, y es muy probable, que la ausencia de una explicación objetiva sea el resultado de una premeditada intención, de una mala intención. El texto renuncia a explicar que la supuesta falta de atención, por ser casi imposible, es cubierta por la voluntad de las trabajadoras que se tienen que sobreponer a las dificultades que una y otra vez se imponen desde la administración y que las propias escuelas aceptan con absoluta docilidad. No se dice nada del aumento de la ratio, ni de la disminución de los apoyos, ni de otras muchas cuestiones que no es lugar de relatar en este momento.
Y es este punto el que me conduce insoslayablemente a pensar que tal escrito está dirigido por la dirección de la propia escuela infantil Trébole, que es lo mismo que decir la empresa Navagroup s.l, como consecuencia de la decisión de las educadoras de secundar su derecho a huelga. Es una mezquina forma de utilizar, de manipular a los padres para culpabilizar y desprestigiar a las educadoras ante las posibles consecuencias de sus acciones, presentes y futuras, tanto por la huelga como por la más que previsible oleada de denuncias que recibirá la empresa por los impagos. La falta de valor de la escuela la ha alejado del lugar donde debería estar: al lado de sus empleadas; y por su sumisión ante los dictámenes de la concejalía de educación, prefieren aprovecharse de la coyuntura para que sean los padres quienes se enfrenten cara a cara con el Ayuntamiento mientras la empresa y sus directoras aparecerán incólumes frente a él, evitando de este modo represalias que puedan afectar a la decisión final para la adjudicación del concurso.
Quedan probadas mis palabras, al convertir este escrito, concretamente en el quinto punto, en un manifiesto propagandístico en el que la propia empresa se emperifolla de vanidades y presiona al responsable de ayuntamiento, siempre en nombre de los padres, nunca en su nombre, para que les sea favorable el concurso de las escuelas.
Para terminar el documento y como ejemplo, se practica un magnífico ejercicio de una voraz hipocresía cuando solicitan una reunión con la concejala de educación. Como si fuera la primera vez, cuando no ha sido una reunión, sino que estas se han celebrado durante los meses del estío regularmente. ¿Es posible que ahora se pida una reunión para pedir explicaciones cuando desde las escuelas no se ha actuado, en el mejor de los casos, con transparencia, cuándo desde alguna de las escuelas se han negado e incluso tergiversado las explicaciones según qué intereses? ¿Puede existir un ejercicio mayor de hipocresía?
Es la perfidia de la hipocresía.

El embegido dezidor.









martes, 4 de octubre de 2011

La corte regia de Navalcarnero no pierde privilegios.

Qué largo se hace el tiempo para quien, si pudiera, lo regalaría. Cuan luengo es el tiempo para quien no puede emplearlo, para quien no tiene en qué emplearlo, para quien el tiempo le rebosa y al mismo tiempo se le escapa.
Aburrido y malhumorado por este tiempo que se evade, este jubilado, con más pasado que futuro, decidió matar su aburrimiento y entretener sus maltrechas neuronas en encontrar una sonrisa en las revistas propagandistas de los partidos políticos, o mejor dicho, de las asociaciones políticas de este pueblo.
En sus páginas siempre hallé gotas de humor. Elocuentes frases graciosas que me provocaban la sonrisa, incluso la carcajada. Esta vez no tenía por qué ser diferente. Me pregunto si a todo el mundo le ocurre lo mismo o esto es síntoma de la debacle que la edad anuncia con cornetas y violines desafinados. Envidié por unos instantes al creador de tan ilustres textos por saber trasmitirme un humor imperecedero, unas briznas de vida jugueteando en mis labios arqueados por la sonrisa.
Pero las sonrisas se han puesto muy caras. Hoy la sonrisa en Navalcarnero cuesta dinero, concretamente algunos miles de euros en muchos casos. Bolsillos tan pelados como la calavera de un difunto milenario esperan, que después de los faustos acontecimientos que suceden en este pueblo para agasajar a quien murió siendo rey y a quien vive esperando vivir como tal, reciban al menos la limosna suficiente para poder emular a nuestro ayuntamiento, aparentando normalidad.
Son tiempos más propios del medievo que del siglo XXI, en los que cuesta mucho dinero mantener a la corte. Una corte que se esfuerza y se esmera en no perder sus privilegios. Y no quiero ser su azote, que la historia ha demostrado cuánto perjurio y perjuicio han sufrido quienes se situaron frente a ella. Es la historia interminable. El pueblo siempre sacrificado por la protección regia. Pero chocan dolorosas las palabras de nuestro regio alcalde, apenas hace cuatro meses candidato a la alcaldía de Navalcarnero en las que decía textualmente “El Ayuntamiento no puede dejar de prestar ni uno solo de sus servicios públicos acogiéndose al argumento de la situación económica”. Tal vez, sea por este motivo, que a los impagos y a los despidos se los pisoteé como en los buenos tiempos de toros y fútbol, con semanas de entretenimiento, agasajos y festejos varios que todavía escarban más en la herida, todavía sangrante, profunda y traicionera que el mismo ayuntamiento ha causado en sus empleados y servicios públicos. Y remata la faena con una de esas frases lapidarias, repletas de cinismo, de hipocresía, de ¿mentira tal vez? que fácilmente podrían pasar a la historia de este pueblo.
Vaya por tanto mi empeño que cada personaje tenga su hueco en la historia de este pueblo, y aquí, literalmente expongo para el disfrute de curiosos e interesados y personal en general, las sabias palabras con las que se intentaban ganar votos. Inocentes víctimas quienes las creyeron.
“Son muchos los servicios que hemos creado en los últimos años sin ser obligatorios: escuelas infantiles, escuela de idiomas, escuela de música y danza, escuelas deportivas... No teníamos por qué hacerlo pero entendimos que son iniciativas importantes y útiles para la ciudadanía. ¿Qué dirían los ciudadanos si tuviéramos que cerrar alguna de ellas para ahorrar dinero? No sería admisible. Por eso hay que ser imaginativos y sacar recursos de donde sea antes que retroceder y acabar con los logros conseguidos”.
Ciertamente, han sido muy imaginativos, las escuelas no se cierran, directamente se "venden" en pública subasta, así no sólo ahorran sino que además se sacan unos eurillos.
Y ¿no es retroceder renunciar a una educación de calidad y convertir a los alumnos en números y a sus padres en clientes de una empresa cualquiera, sin necesidad que esta entienda qué es educar?
Ahora... cuando los hechos han probado lo contrario de las palabras ¿qué será lo siguiente? ¿Gastaremos más dinero público para financiar otra caldereta con fuegos artificiales, destinada especialmente para aquellos a los que se les han robado sus derechos, para aquellos que van a aprender matemáticas con voracidad para llegar a fin de mes y para quienes, con más fe que esperanza, intentan encoger los meses para llegar a su final cuanto antes? ¿O les programaremos otra semana cultural para contener o entretener la desdicha infligida por la regia corte que reina Navalcarnero con sus privilegios intactos?

lunes, 3 de octubre de 2011

Nimiedades y memeces.


Ya pasaron las elecciones y también el tiempo que va tallando y puliendo la losa del olvido dejando un halo de vagos recuerdos. Sin embargo, lejos de esa calma que queda después de una excitación huida, una tristeza creciente me obnubila. Cada día es más laborioso no enojarse en este pueblo de Navalcarnero.
El Partido Popular ha ganado las elecciones. Es incuestionable su apabullante victoria, resultado siempre respetable pero en Navalcarnero discutible, al menos, en lo referente a esa grandiosidad que se escenifica tan artificial como sus propios presupuestos. Hay de nuevo una mayoría absoluta, y el partido ganador ha celebrado su victoria haciendo partícipe a los ciudadanos e incluso cómplices enviándoles un triptico en el que se agradece, también se me agradece, el apoyo a su candidatura. Estupefacto, pienso si en este pueblo habrá un cuerpo especial altamente cualificado y entrenado para las labores de espionaje o una virtuosísima policía política secreta e invisible que averigua para quien es el voto.
En la foto del triptico todos felices, orgullosos, mostrando su mejor sonrisa, la mejor pose. Es la mejor foto. – ¡Ha llegado la salvación de la patria, la salvación de Navalcarnero! – es el eslogan no escrito que rezan sus sonrisas. Pero tras la pasarela de figurines y figurantes, la primera medida para paliar la crisis no es ni de lejos compatible con el estado emocional de felicidad que muestran en la foto: sus vanidades se nutren de penurias, los salarios de las profesionales de educación y personal no docente de las escuelas municipales se han adjudicado a una mano invisible propiedad ¿de quién?
Han dejado desamparadas a muchas familias para las que este Ayuntamiento no ha tenido hasta el momento una coherente explicación, ni justificación. Probablemente no la hayan encontrado o ni siquiera exista. Esto prueba el estado inquisitorial de silencio que reina en el pueblo. No es creíble que en el siglo XXI, en una país democrático, sea obligado despedazar el sobrecogedor silencio que se intenta o se impone para contener cualquier manifestación o reclamación de lo que es legítimo.
Es por este motivo que me pregunto: ¿Dónde está el dinero?
Es conocido el recorrido del dinero. Parte de la Comunidad de Madrid y llega al Ayuntamiento de Navalcarnero que lo conduce hasta las diferentes escuelas. Entonces:
–Si fuera la Comunidad de Madrid quien no entregara la cantidad estipulada al Ayuntamiento, sería lógico que este centrase inmediatamente sus esfuerzos en exigir el cumplimiento de las obligaciones contraídas por la Comunidad de Madrid y dar una explicación a los afectados por este agravio.
–Si fuese el Ayuntamiento quien no pagase sería lógico que la gestora y más concretamente sus principales valedores que dirigen las diferentes escuelas, dieran las oportunas explicaciones a sus profesionales y a las familias afectadas con la finalidad de organizar y sobre todo reclamar al Ayuntamiento que sufrague cuanto antes aquello a lo que su responsabilidad le obliga.
En cualquier caso e independientemente quien sea la causa del germen del problema, educadoras y personal en general de las escuelas infantiles Trébole, Barco de papel y la casa de niños Campanilla están obligadas a poner sus voces bajo el estandarte, que ya se ha izado, de la dignidad y exponer con meridiana claridad qué está ocurriendo y qué medidas van a adoptar para que no se sigan mancillando sus bolsillos y el futuro de las escuelas infantiles. Tristemente, Ayuntamiento y responsables de las escuelas infantiles, en un aparente contubernio, parecen confabularse para la consecución de un objetivo común, todavía desconocido o alevosamente encubierto. – ¿Convertir escuelas infantiles en guarderías?
No han cobrado mayo, y junio no apunta mejores perspectivas y peor aspecto presenta el futuro más inmediato.
¿La deuda? Una nimiedad.
Las deudas, infelices protagonistas, están condicionando comportamientos que cuando menos parecen alejarse de un espíritu democrático y especialmente solidario. Los Ayuntamientos y el de Navalcarnero no es ajeno, acuciado por sus deudas quiere evitar cualquier daño a su imagen, a su ego. Para que esta vergonzosa situación no sonroje sus mejillas actuará y aconsejará actuar como si nada hubiera o estuviera pasando. Dejarán pasar los días para que la llegada de un nuevo soplido monetario o los saludos del verano pongan un despiste en las preocupaciones y calme los ánimos lo suficiente para evitar cualquier organización y o protesta, y al mismo tiempo urdir desde ese oscurantismo el futuro de las escuelas municipales: su subasta.
Quiero terminar pidiendo perdón por estas memeces que me acucian. No puedo dejar de preguntarme cuántos salarios podían haberse cobrado si se hubiese prescindido de aquellos trípticos, de todas aquellas publicaciones, de todas esas actuaciones sobre escenarios inertes que en muchos casos ni siquiera pueden contemplarse. No puedo dejar de pensar en todos esos anónimos, con nombres y apellidos que más que nunca temen que llegue el fin de mes porque les han robado el principio.
Tal vez, por ser la deuda una nimiedad, sigue habiendo sombras donde debía lucir el sol.

martes, 2 de agosto de 2011

Silencio, unas gotas de cinismo y... ¡acción!

Discurría el mes de mayo cuando aparecieron los primeros síntomas que fueron muy bien definidos como la subasta de las escuelas infantiles de Navalcarnero. Aquellos impagos, todavía actuales, eran, como se ha demostrado, el primer paso para la posterior eliminación de las escuelas infantiles municipales.
Tales escuelas son un gasto, así son consideradas desgraciadamente por este Ayuntamiento endeudado por mantener sus apariencias, y para ahorrar para otros menesteres decide quitarse de encima aquello que menos le importa, que le sobra. Muy lejos de considerar a la educación como una inversión que sin lugar a dudas mejoraría la sociedad de Navalcarnero, se desprende con desprecio de ella, lo más importante junto a la sanidad que posee una sociedad sana y de futuro.
Sin dilaciones se iniciaron las negociaciones entre escuelas y representantes del ayuntamiento, reuniones que incluso se celebraron con nocturnidad y alevosía los fines de semana ¿para llegar finalmente al concurso? Esto prueba dos cosas: o que el concurso es mera formalidad o que las negociaciones han sido un absoluto fracaso y como consecuencia esta salida a concurso. Las responsables de las escuelas infantiles participes de estas reuniones semi clandestinas deberían, como así supongo que harán y de inmediato, informar a las familias del por qué y el cómo se ha llegado a esta situación.
Pero el pánico ahora se apodera de las voluntades y los deseos. Las posibilidades de perder las escuelas son muy evidentes, a pesar del factor educativo, está el económico y poderoso es el Dios don Dinero. En dos meses se ha pasado del silencio al cinismo para terminar en la acción. Dos meses han sido necesarios para que se active la alarma entre padres y madres de la escuela infantil todavía municipal Barco de Papel, que ahora sí, ven peligrar el modelo educativo que les llevó a elegir para sus hijos una escuela en la que rebosaban garantías de buen hacer. Todo ello porque los vaticinios que ya se veían no muy lejos, cuyos gritos resonaban en los oídos, han llegado en forma de concurso. Primero ha sido Barco de papel y después le seguirán las otras dos escuelas: Campanilla y Trébole.
Ahora que han visto los ojos al lobo se ha puesto en marcha la maquinaria de una campaña destinada a “convencer” al Ayuntamiento, – quien quiere elimanar las escuelas, de otro modo no las sacaría a subasta – que la actual dirección de Barco y exclusivamente de Barco es la mejor opción a concurso. Una maquinaria cuya orquestación ha comenzado desde los propios despachos de la escuela con la particiación de todos los estamentos cuya dirección todavía no está muy clara pero que huele a rancio.
Y ¿por qué este mal olor? Porque antes, desde esos mismos despachos, se aconsejó todo lo contrario, que nadie se mueva. Imperó el silencio, se clamaba que las familias hicieran de él veneración. Había que esperar, incluso se negaron firmas que provenían de otra escuela, distintos pareceres impidieron siquiera la más mínima colaboración. No quisieron ver, o prefirieron ignorarlo, o actuaban bajo criterios dictados desde la dirección, pero lo cierto es que Barco quedó completamente al margen. La crítica se llegó a considerar como un ataque a la empresa y a las escuelas cuando lo que se denunciaba era precisamente que los impagos desembocarían en los acontecimientos actuales: la subasta.
Lo que siento es la impotencia que produce no haber visto ni escuchar alzando la voz contra la decisión adoptada de subasta por quienes ahora piden las firmas. A pesar de la tranquilidad de mi conciencia hallaré inquietud en mi sueño que será duermevela. Soy consciente de esta una nueva derrota si, pero no en mi nombre.

El embegido dezidor.

lunes, 1 de agosto de 2011

El PP de Navalcarnero encuentra la solución a la crisis

Desde estas letras quiero significar la ventura que leer este titular me provoca. Me inflama mi espíritu de un optimismo como no conocía desde hace mucho tiempo, capaz de borrar no sólo las huellas dolorosas del pasado, sino de minimizar cualquier contrariedad en el futuro; y todo el mérito se lo lleva, porque es justo y de justicia reconocerlo, el equipo de gobierno de nuestro Ayuntamiento de Navalcarnero.
Un equipo que, fiel a su comprometido compromiso por llevar a Navalcarnero y especialmente a los navalcarnereños a las más altas cotas de bienestar y calidad de vida, no ha escatimado esfuerzos para encontrar esta fórmula antes mágica e impensable pero ahora en sus manos, con la que poder superar esta crisis y cualquier periodo análogo venidero. Su eficacia es tal, que será difícil que crisis futuras puedan menoscabar a este como a cualquier otro ayuntamiento o empresa. Las crisis se deslizarán como la lluvia acariciando las negras paredes de peores presagios del Ayuntamiento, llantos del presente que fugaces en su esencia, desaparecerán con los primeros rayos de sol.
Y no. No han sido los hados quienes han llegado a este pueblo para inocular virtudes en la clase política compadecidos por un lastimoso y llorón Navalcarnero. Es muy fácil pensar que el Ayuntamiento y muy especialmente la Concejalía de Educación han sido provistos de brillos divinos descendientes de una generosa providencia que les ha regalado para llegar a este magnífico hallazgo. Pero no es así. No hay que dejarse llevar por barruntaciones producto de la incredulidad que produce su plan de ahorro. Sería una falta de lealtad democrática hacia un gobierno recientemente elegido pensar que todo es producto de mentalidades fragmentadas. Por tanto, llegamos a la conclusión que han sido los aires nuevos, aires renovados de una parte del PP de Navalcarnero espirados por la excelente preparación de sus candidatos electos y los no electos, quienes han alcanzado la difícilísima solución, el brillante hallazgo.
Ha sido por tanto muy meritorio el trabajo de un excelso equipo comandado por el generalísimo alcalde recientemente electo que se ha esforzado para evitar que se pueda sugerir y mucho menos que alguien pudiera intuir que el PP, para resolver esta crisis, iba a despedir a alguno de sus trabajadores. El PP, como afirmaba en su programa electoral, mantendrá a todos sus trabajadores en plantilla pero eso sí, y esta es la base, la gran fórmula, la perla pulida por el pensamiento más egregio inimaginable: trabajarán sin cobrar.
El Ayuntamiento para contener sus gastos y reflotar económicamente unas arcas más pobres que un lupanar en cuaresma ha decidido que el trabajo de los profesionales de la educación de las escuelas municipales de Navalcarnero lo realicen gratis. Y para ser fiel a las propuestas de igualdad que el propio Partido Popular promulga en sus campañas de fomento y concienciación se unirán a este gran plan anticrisis, posiblemente, otros empleados municipales.
El Ayuntamiento, que nunca ha sido ejemplo de indiferencia como lo ha venido demostrando a lo largo de sus diferentes mandatos, agradecerá a todos estos esforzados y sacrificados trabajadores su dedicación y entusiasmo. Valorará su entrega y eficacia en su trabajo y así quedará reflejado, como ejemplo de ejemplares ciudadanos, en cualquiera de sus publicaciones o personalmente, si se consideran méritos suficientes, en las tarjetas de felicitación de aniversario.
Pueden prometer y prometerán, que además, el Ayuntamiento del PP, en un periodo de tiempo indeterminado, una efigie de mármol o granito reinará en alguna rotonda de nueva creación dedicada a todos estos trabajadores con todo el amor del Consistorio y del pueblo de Navalcarnero que no olvidará su sacrificio, su silenciosa entrega y la inmolación de su sueldo, de parte de su futuro y el de las generaciones que les suceden por mantener y mantenerles en su Ayuntamiento.
Para terminar y evitar que se me critique por criticar quiero lanzar la siguiente propuesta:
–Siendo un ayuntamiento que promueve las políticas de igualdad, le pido que una vez más sea consecuente con sus políticas y se una a sus empleados prescindiendo del sueldo íntegro hasta que todos y cada uno de sus asalariados puedan recibir su remuneración.

¿Hablamos de educación?

Se está jugando con el futuro de las educadoras y de las escuelas infantiles municipales como en un tablero de ajedrez, y sabemos cómo terminan las partidas, siempre en jaque, con la muerte como juez que certifica la victoria. Se pone en entredicho, prescindiendo de sus salarios, confabulando a escondidas con futuros entreverados de nuevos bautizos, la labor e importancia de las educadoras. Y no son las familias de quienes haya partido esta idea, no son las familias las que atacan a las escuelas, a la empresa, al Ayuntamiento, más bien todo lo contrario, pero ya sabemos que no hay más sordo que el que no quiere oír, y para dar la luz a intereses, por lo que se ve soterrados, es obligación no escuchar, ni siquiera oír y visto el artículo aparecido en “el mundo”... ni siquiera ver.
¿Y dónde está el seno que tiene que amamantar a estas escuelas, a sus profesionales? A hurtadillas, de reunión en reunión, como en la clandestinidad, tratando de ocultar y mantener oculto todo el misterio que más huele a excremento y no precisamente canino. ¿Tendremos que oír la soflama del mediocre recurso, siempree utilizado cuando la inoperancia circunda los pocos espacios donde el aire es respirable, que alude a un excesivo salario por parte de las profesionales, no justificado por el trabajo que realizan, “por estar todo el día jugando con los pequeños”?
No sería de extrañar que pudiera ser un inexorable argumento para defenestrar todo el conglomerado educativo de las escuelas infantiles por la todo poderosa Concejalía de Educación de este Ayuntamiento de Navalcarnero.

Pero si de algo puedo estar seguro, y no hace falta ser muy perspicaz, se está negociando con las escuelas que se han convertido en objetos de trueque, en moneda desvalorizada e incluso despreciada.
Al Ayuntamiento le urge, hay que desprenderse de las escuelas porque cuestan dinero y porque al fin y al cabo a quién le importa la educación. La Educación, esa preocupación utópica e irrelevante, es cosa de trasnochados, de rémoras perdidos bajo el enfermo comportamiento hippie, de algún que otro romántico de revoluciones culturales que consume su utopía bañado en vino en alguna plaza haciendo de la horizontal su modo de vida. Sólo faltaría añadir que seguramente esta pequeña revolución está gestada por madres y padres que otrora fueron a escuelas públicas y son la molesta consecuencia de ellas.
Pero es sólo negocio. Y se negocia. Reuniones y más reuniones, entre semana, en fines de semana... y ¿sólo para decidir qué salario será el del personal de las escuelas? Parece ilógico, increíble... Lo que se esconde es qué escuelas seguirán formando parte de la red municipal y cuales serán entregadas, vilipendiadas, humilladas a la vorágine de empresas privadas, tal vez, alguna muy relacionada con la limpieza. Cuáles dejarán de ser escuelas infantiles, para de nuevo, dar veinte pasos atrás y volver a las guarderías, a espacios múltiples que pueden y serán dedicados (porque el dinero todo lo justifica) a actividades que nada tengan que ver con el cuidado de los pequeños, actividades extraescolares, zonas de recreo, incluso celebración de cumpleaños...
Y entre tanta reunión ¿hablamos de educación?
–Ni hablar. La subastamos.

El embegido dezidor.