martes, 30 de junio de 2020

YUMI Y SU BANDA. J. A. Olloqui



¡Yumi quiere tocar la batería! Y es aquí donde se encuentra el epicentro de una historia que comienza con la presentación de su protagonista, una niña que quiere ser músico, y que nos va desgranando a lo largo de la novela cómo es el mundo que la rodea, su mundo.

Puede que, tras esta pequeña pincelada, cause alguna decepción al no tratarse su protagonista de una youtuber o una influencer, aunque bien podría serlo, pero no hay que negar, y más tras ver la portada propiedad del propio autor, que el libro despierta una curiosidad que es necesario satisfacer.

«Yumi y su banda» es una novela que se aleja de postulados moralistas, y lo hace también de inmoralidades, que no son tiempos para dejar coleando ideas inacabadas que puedan transformarse en armas dialécticas arrojadas contra el autor o contra quien escribe esta página. Se trata, pues, de un texto alejado de una literatura normalizada, alejado de formulismos y formalismos, lo que se agradece en tiempos en los que la libertad está tan alambrada. J. A. Olloqui, se sirve de un lenguaje fresco, a veces desvergonzado e irreverente que arrancará sonrisas que no conocen edad, aunque serán los pequeños quienes, de manera más gratificante, disfruten de esta novela.

La novela tiene como finalidad entretener y Yumi lo consigue. Es uno de esos libros que los niños y niñas podrán leer de corrido sin buscar más aprendizajes y/o moralejas que el placer de la propia lectura y, Yumi, muy bien podría ser uno de esos libros «gancho» que enganchen a sus lectores. 

Leyéndolo todo parece concebido para que la historia continúe y así debería ser, pues Yumi, si su autor así lo quiere, pude ser una de esas grandes aventuras presentadas en entregas.

© José Carlos Atienza.

jueves, 18 de junio de 2020

LAS MADRES NEGRAS. Patricia Esteban Erlés.


«Las madres negras» es una novela encantadora donde su autora, Patricia Esteban Erlés, nos deleita con su prosa cuidada y mimada, y nos contagia ese amor a la palabra que plasma en cada página y estalla en cada relato.

«Las madres negras», IV Premio Dos Passos, es una historia de dolor, de pérdida, que se va construyendo en pequeños relatos que, como una enfermedad, van desgranando sus síntomas hasta el obligado final, pero que deja, con la pausa de una neblina en el intervalo del día, un regusto dulce que permanecerá tiempo más allá de la lectura. Relatos que nos transportan a lugares, muchas de las veces sospechosamente conocidos y otras insospechados. Relatos que van y vienen, que te llevan de un pasado a otro más cercano.

La novela está impregnada de una tristeza embriagadora que cae como lluvia mortecina y que, como en una de esas tardes de invierno con los cristales de las ventanas perlados y la estufa lamiendo las paredes para abrigarnos, rezuma una deliciosa melancolía que nos reconforta.

Patricia nos seduce con su relato, al que acompaña con un romanticismo trágico que nace de la desgracia, del infortunio y del fracaso, y que no nos abandonará durante toda la novela como una noche abierta que esconde un día asaeteado por el dolor de los protagonistas. 

 Apaguen los focos, dejen una pequeña luz o si lo prefieren, una vela encendida y abandónense a su lectura. La muerte es una conmovedora compañera de viaje que hará acogerse a esta novela como si fuese una entrañable pertenencia, de esas que se guardan para toda la vida.

© José Carlos Atienza.