Ahora, con esta nueva cara, la cara de lo razonable donde quiere reposar la razón, una razón acelerada por la emoción que le ha producido su descubrimiento, quiere recuperar el terreno perdido, y a tal fin se convocó una asamblea en la que estaban llamados a participar todos los padres y madres, así como educadoras de las diferentes escuelas.
No podemos dudar que tal asamblea, propiciada desde el AMPA de la escuela infantil Barco de papel, es un acierto. Su primer objetivo es propiciar una unión, un mismo frente y un mismo discurso, y si este no se desvirtua entre palabras temerosas, entre escritos poco objetivos e intenciones poco claras, debería ser el principio de una maquinaria con posibilidades de lograr objetivos favorables para la educación de los más pequeños, olvidándose de a quien pueda perjudicar y a quien pueda beneficiar.
No será tarea fácil atemperar posiciones actualmente intransigentes provocadas por aquellas que desde el oscurantismo, desde el aislamiento premeditado con la compañía seleccionada, buscaron apoderarse y apropiarse de una razón a la que sin nombrar, defendieron como única o verdadera o absolutamente verdadera. Posturas que se invistieron de profetas, alumbrando secretas profecías sermoneadas para tiranizar y sumar sumisas o ignorantes (por desconocimiento) voluntades. Persiguieron, casi endemoniadamente, como principal objetivo, hacerse con un nombre destacado entre las familias desde el que, una vez erigidos en el altar de la obstinación, satisfacer otras necesidades paralelas al problema que acuciaba. Pero este cambio de rumbo no puede más que ir sumando a medida que las iniciativas se vayan produciendo.
La unificación de criterios es una obligación sobre la que se debe trabajar para que las familias luchen por salvar una escuela, aunque no haya unanimidad en qué tipo de escuela se quiere salvar.
En principio, las dos AMPAs deberán pelear porque sea quien sea quien esté al frente de las escuelas, la empresa que las gobierne tiene que garantizar su sostenibilidad y es en este punto en el que deberían centrarse. Para ello hay que, como se pretende hacer, tender puentes, y deben apuntar a las educadoras, un peldaño más de la escalera cuyo problema amenza con derrumbar la débil contrahuella que todavía mantiene firme a unas escuelas a punto de convertirse en una actividad de riesgo. Hay que unir a un profesorado dividido y herido. Hay que volver a dignificar la figura de las educadoras, tan cuestionada desde algún escrito germinado desde una de las escuelas, y cortejar a la empresa para compartir la punta de lanza de una pelea que debe comenzar y pronto, con seriedad, rectitud y ganas por defender el derecho de todo ciudadano a recibir una educación de calidad. Algo a lo que nadie podrá posicionarse en contra.
Será entonces el momento de volver a exigir que todas las piezas de este complicado y cada vez más enrevesado puzzle, sean entregadas a quienes corresponda por quien corresponda para que sigan casando como lo habían hecho hasta ahora, y será entonces el momento de exigir una escuela activa que se aleje por siempre de la tentación económica que la quiere trasformar en un complejo residencial. Después, juntos, en torno a una mesa, discutir qué más se puede hacer para convertir estas escuelas en un modelo envidiable, un tesoro del que nadie, ni siquiera una mente con poderosas ataduras intelectuales, imbuida en un febril retorcimiento por inocularse de una ilustrísima sabiduría lo pueda echar a perder.
La reunión del pasado día 13 de Octubre fue un ilusionante atisbo de razón, y aunque en todo este asunto de las escuelas infantiles cada vez es más difícil entender qué sucede y qué intereses priman, no pueden las familias dejarse convencer y mucho menos manipular, para defender intereses disfrazados de particulares conveniencias.
Ha costado cinco meses para que las posturas de padres y educadoras encuentren una plaza en la que reunirse y organizarse. Desconozco cuál será su futuro, pero si algo se puede decir, es que después de cinco meses, la razón consigue una victoria.
"El estilo es el estilo", ¡qué le vamos a hacer! después de ir suprimiendo las innecesarias palabras rimbombantes, tan queridas por el autor de este blog, he de decir que cuando se quiere luchar por algo que merece la pena, es necesaria la unidad y desde luego en estos temas la fuerza de los padres es de suma importancia, porque esto es una cuestión de hacer un pulso con la Administración (Comunidad de Madrid y Ayuntamiento)y desde luego los padres, que son también los votantes, tienen mucho peso. Las Escuelas son centros públicos, sostenidos en gran parte por subvenciones, que tienen que llegar a su tiempo para que las escuelas funcionen correctamente, para que toda la Comunidad Educativa esté con la cabeza en lo que tiene que estar: los niños en jugar y aprender, los padres en elegir la educación que quieren para sus hijos y participar en ella, los educadores y maestros en educar, los equipos directivos en saber llevar a buen puerto los intereses de niños, padres, educadores y administraciones titulares.
ResponderEliminarCompruebo con satisfacción que en lo básico estamos de acuerdo. El estilo es el estilo y el lenguaje es el lenguaje... completamente de acuerdo... y cada cual lo viste a su manera. No obstante celebro su comentario.
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