Las calles de Valencia han sido amenazadas con ser presa del fuego, y se teme que el fuego pueda extenderse por otras ciudades. Las protestas, de seguir incrementándose, de seguir extendiéndose, pueden poner en evidencia las desvergüenzas del gobierno que rápidamente se ha puesto a la defensiva. Tantos miedos necesitan para ser superados, de la utilización de una verborrea simplona y simplista, insustancial en su esencia como la que se está empleando para llegar más directamente a la cabeza de una sociedad bastante noqueada por esta crisis; además de poner en funcionamiento la organización de medios de comunicación afines para cohesionar una respuesta común capaz de desintegrar la protesta antes de que esta pueda crecer, antes de que pueda afectarles o desenmascararles.
Valencia es la llamada. Valencia marca otro punto de inicio. Ahora es necesario que las manifestaciones se extiendan a otras ciudades, a todo el Estado, sin pausa, sin descanso. Es el momento de aplicar las enseñanzas que tan orgullosamente impartió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Dña. Esperanza Aguirre, cuando, ante la asignatura de educación para la ciudadanía, hacía llamamientos por todos los medios de comunicación a la rebelión, a la desobediencia civil.
Ahora que los intereses han cambiado, si antes fue la asignatura para la educación por la ciudadanía quien provocó tanto revuelo en un partido popular, – ¡qué simpleza! – ahora quieren ser la educación, la sanidad... – simplezas de nuevo para este PP y no sólo para él – quienes sitúen el revuelo en las calles, frente a las puertas de las sedes de quienes gestionan y elaboran planes de salvamento que no dejan de tener un sabor a burla. No se le puede pedir ayuda a quien se está ahogando.
Son estos, argumentos muy sólidos, los que han hecho que la práctica de estas enseñanzas – la desobediencia civil – bien aprendidas por los ciudadanos de esta comunidad y de más allá, sean ahora incómodas; se hayan vuelto contra quien fue su maestra o mentora. Ha quedado demostrado, mal que le pese a la presidenta de la Comunidad de Madrid, la inmensa capacidad de aprendizaje que tienen nuestros jóvenes.
– ¿Será esta otra de las razones por la que quiere desterrar del mapa a la enseñanza pública? –
Es el momento, uno más, aunque ya los hubo antes y fueron desperdiciados, de responder a las provocaciones con todos los medios al alcance. Porque las medidas adoptadas, son una justificación para alcanzar cotas de insolidaridad hasta ahora insospechadas así como una pérdida de derechos elementales que se veían intocables. En definitiva: una provocación. Tendremos por tanto que derribar para volver a construir. ¿No es esto lo que se está poniendo en práctica desde el gobierno? Pues entonces, lo que es válido para unos lo es para los otros.
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