A estas alturas no es ningún descubrimiento y mucho menos noticia, que la escuela municipal Barco de papel ha encontrado quien la dirija para los próximos años. No hay cambios, al menos sustanciales en lo que a la dirección se refiere. Finalmente las tres escuelas han quedado a cargo de la misma empresa que las regentaba: Navagroup. s.l.
Esto que en principio debiera ser una noticia que a todos debería llenar de alegría y jolgorio, sin embargo, no sé si será por los tristes antecedentes o por el futuro no muy alentador en materia educativa que espera vigilante a estas escuelas, pero tras las primeras algazaras, con la sementera más apaciguada y predispuesta al reposo y a la reflexión, se genera, a poco que la testa empiece a funcionar, una honda preocupación.
Inmediatamente, como si participase en un juego infantil, en un juego de palabras encadenadas, se van construyendo binomios cuya estructura hace tambalear en el pensamiento un buen futuro para dicha escuela:
–Concurso/¿progreso?* Proyecto económico/¿degradación?* Proyecto educativo/¿recortes?* Recortes/¿negociación?* Negociación/¿imposición?* Imposición/rebeldía.* Rebeldía/represión.* Represión/enfrentamiento.* Enfrentamientos/mala educación.* Y así podría continuar en una larga retahíla que agotaría al lector más paciente.
Todos sabemos, porque lo hemos aprendido, porque Trébole nos lo ha enseñado, que no es necesario un gran esfuerzo para desdorar la brillantez alcanzada durante años. Lo ha demostrado con tesón, convirtiendo todo el proceso de adjudicación de la escuela en uno de los mejores seriales folletinescos infantiles que hasta ahora, al menos que yo recuerde en mi longeva vida, había tenido ocasión de vivir como espectador. Es justo por tanto mi temor, tal vez pánico, pero me es imposible disociar el trotar de estas escuelas de un vergonzoso paralelismo o tendencia a la imitación con la ambición degradante y denigrante que la Comunidad de Madrid viene impartiendo déspotamente a una enseñanza pública cada vez más debilitada. ¿Lo harán por convicción, será por conveniencia política o simplemente servidumbre?
El resultado del concurso no puede más que ser calificado, especialmente por la dirección de la escuela de éxito, de un éxito rotundo. Los esfuerzos que la dirección de Barco ha realizado durante estos meses de duras, largas y continuas reuniones con representantes del ayuntamiento han dado por fin el fruto deseado y esperado. El uso de recursos, del que han hecho gala, incluyendo la “implicación” – término del que habría mucho que hablar – de familias y educadoras viene a corroborar aquello de que el fin justifica los medios.
¿Es por tanto la adjudicación de Barco a Navagroup s.l una buena noticia? Buena culpa de ello tendrán si quienes dirigen esta escuela no cometen los mismos desaliños de sus otras escuelas hermanas, porque aunque estén dirigidas bajo el mismo paraguas parece, y esto alimenta la esperanza, que quienes son las encargadas de regentar estas escuelas las dirigen bajo sombrillas muy diferentes en playas muy apartadas de lugares muy remotos entre sí. Por tanto, es en esta disparidad donde puede germinar un futuro más prometedor.
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