Todavía colean los ecos y los
hologramas de Inés Arrimadas «sacando tajada» de los hechos acaecidos en la
marcha del Orgullo. Pero poco a poco, su figura se va desdibujando y diluyendo,
o al menos, la figura protagonista que representa el personaje de la airada
dirigente de un partido político profundamente herida por los acontecimientos
acaecidos el día de la marcha. Y digo esto, porque cada día es más evidente el
guion de una política metida a actriz que no acaba de cuajar.

La jugada era perfecta, una
vez más la habilidad de este partido para retorcer los acontecimientos y
redirigirlos según su interés es digna de elogiar. Pero tan anodino bombardeo
ha hecho que algunas de sus granadas estén explotando en el patio de la propia
casa de Ciudadanos.
A veces es mejor una retirada a tiempo que enseñar el
plumero.
© El embegido dezidor. Julio 2019.
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