martes, 9 de julio de 2019

La gran victoria de Ciudadanos en la marcha del Orgullo.



¡Qué pesados con exigir una condena! Parece ser que sin condena no hay suficiente explicación o es que sobra cualquier explicación y por eso se pide una condena.


Hablo de la marcha del Orgullo y la participación de Ciudadanos. Vaya por delante que no apruebo los actos de violencia, de ningún tipo, y al mismo tiempo, puesto que se habla de violencia, en el caso que nos ocupa, me pregunto si no hay violencia en la provocación.

Y es que quien escuchó los cánticos y el “Aquí estamos” de la comitiva en la celebración del Orgullo por parte del personal de Ciudadanos, sabe, y no hay que ser muy inteligente, que existió tal provocación, que su presencia fue más un desafío para extraer, fueran cuales fueran las consecuencias, un rendimiento político y propagandístico.

Y esto lo saben bien los de Ciudadanos, hábiles como son en la artería, el doble lenguaje, en la contradicción e incluso en la hipocresía.

Su presencia les daba la victoria, la propagandística; y los insultos y quienes les arrojaron objetos, contribuyeron a esa victoria minusvalorando una marcha del Orgullo que ha quedado, desde el punto de vista de la prensa, en un segundo plano. Es fácil pensar que todo respondía a un plan muy meditado, así como los discursos de los dirigentes políticos de Ciudadanos que no parecían muy espontáneos.

Y sobrevino el error, quienes pretendieron expulsarles de la marcha los colocaron en el púlpito de la manifestación; quienes pretendieron que no participasen los convirtieron en protagonistas; quienes quisieron dar una mayor reivindicación al día del orgullo, silenciaron sus reivindicaciones, y quienes quisieron dar mayor importancia a la marcha la dejaron postrada a un segundo plano ―me refiero siempre a la comunicación y propaganda―. Les hicieron, tal vez sin querer, un favor impagable, pues eran conscientes, y me refiero a los de Ciudadanos, que tal situación podía ser una realidad muy palpable, y aparecer como víctimas ante la sociedad, auspiciados por los medios de comunicación, les reportaba beneficios, tal vez electorales, pero sin duda alguna propagandísticos. Y de ahí ese cántico poco solidario, poco acorde con el objeto de la celebración y más anunciado para barrer posteriormente para la casa.

Y siendo un poco cruel, pero sabiendo del proceder de dicho partido, y como ha ocurrido en otras manifestaciones, no descarto que los responsables de encender tales manifestaciones de odio, fuera personal de la misma casa de Ciudadanos dispuesta a encender unos ánimos que ya estaban empapados de gasolina, a los que les bastaba una sola chispa para encontrarse con los resultados que se han visto por imágenes. Todo vale para responsabilizar y o para debilitar al contrario.

El resultado final ha sido una gran victoria para Ciudadanos; una victoria lograda sin que aparezca su líder, Albert Rivera, cuyo partido gana cuando él está callado; y una derrota para el día del orgullo que han aportado más motivaciones y sustancia para arremeter contra ese día y contra todo su significado a sus adversarios: los intolerantes.


© El embegido dezidor. Julio 2019.



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