«España nos
roba» Es la gran fantasía inventada por y para la propaganda política. Este
aserto, poco original pero potente, se ha convertido en un eslogan que, a
fuerza de martillear, ha ido calando en las mentes más febriles del
independentismo. Un eslogan muy al estilo de Cambó y su Liga Regionalista, la
exageración contribuye al crecimiento de un sentimiento catalanista.
Y
digo que el aserto es una completa falacia-fantasía por lo impreciso, por lo
que tergiversa una realidad y por lo irracional. Si nos basamos únicamente en
la cuestión económica queda ésta muy confusa y muy confundida. El baile de
datos de un lado y otro es abrumador pero el baile de empresas pone de
manifiesto que no hay ningún robo. ¿Alguien se marcharía allí a dónde le roban?
«España nos
roba» Esta generalización es en sí misma, además de todo lo dicho, es un
despropósito, insuficiente y pueril que ignora, alevosamente o por desconocimiento,
los diferentes pueblos que forman el Estado español. Es en sí misma una falta
de respeto a esos pueblos y a sus naturales.
Pero ¿es
España quien roba? ¿España, los españoles o es el gobierno central y entonces
no es España? ¿Esto quiere decir que cada ciudadano del Estado nos hemos
convertido en ladrones que robamos indiscriminadamente a los ciudadanos de
Cataluña? ¿Quieren decir que España es todo lo que rodea a Cataluña por el oeste
y por el sur? ¿Ignoran de nuevo alevosamente o por desconocimientos las otras
realidades-naciones históricas? ¿Y no tendrá este «desconocimiento»
intencionado la finalidad de alimentar un movimiento ideológico o político?
Pero ¿esto ha
sucedido siempre o es cosa del PP? ¿O también fueron los socialistas? ¿O fue la
democracia? ¿La dictadura también? ¿O esto viene de siglos? Porque España, lo
que se dice España eran reinos —cinco—.
Si no recuerdo
mal, el decreto del 26 de mayo de 1943 le otorgaba a Cataluña y Valencia la
exclusividad de la realización y participación en las ferias de muestras
nacionales e internacionales. ¿Era
España entonces o no lo era? Y si hacemos un repaso al interior de la península
—mediados del siglo XX— es fácil deducir quién, o mejor dicho quiénes, fueron
favorecidos por una política industrial y comercial, seguramente destinada a
contentar a pueblos de historia insurrecta. Tampoco hay que olvidar el papel desempeñado
por la burguesía en el periodo republicano y el apoyo de muchos de ellos al
régimen franquista. Y ¿hablamos de Barcelona 92?
La balanza
puede no ser satisfactoria para algunos, pero la acusación de «España nos roba»
se cae por su propio peso. Por todo ello y por mucho más, que está escrito en la
historia, el aserto de «España nos roba» es una jugada política tanto para
alimentar una ideología, y más aún a unos políticos que, como se está viendo, buscaban
más chupar del frasco que defender el interés general de unos ciudadanos a los
que decían representar y a los que ahora han abandonado.
© El embegido dezidor.
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