Debo confesar, aunque este hecho carezca de importancia más
allá del escribidor, que, inmerso en mi íntimo vergel de senectud, donde el
apergaminamiento ha dejado de ser un leve accidente provocado por la edad, he
encontrado un beatífico entretenimiento que ha sido casual y que,
afortunadamente, no ha supuesto ningún perjuicio para mi bolsillo.
Mi afortunada reinserción al estado de la alegría ha llegado
a mi hogar de la mano angelical, y tal vez divina, de un sufrido repartidor
que, esta vez sí, ha repartido felicidad o al menos ese bálsamo necesario para
no olvidar mi capacidad de sonreír. Su celestial mano ha dejado en el buzón una
nueva edición de la revista de información local «Info Ocio», convertida en una
sorprendente e innovadora herramienta educativa.
El estupor, la incredulidad, la estupefacción y hasta la
vergüenza se han conjuntado e incluso conjurado para hacer de esta tarde una
tarde inolvidable e incluso entretenida buscando, con la ilusión de un niño el
día de reyes, la deficiente ortografía propia o propicia de cursos de primaria
con la que la revista, por dejadez o desconocimiento ―nunca por falta de
visibilidad― nos ha brindado para el sobresalto de pupilas y jolgorio neuronal.
Una vez más, la educación, o más bien la formación, o si se
quiere, la falta de formación, son evidencia vergonzosa en una publicación local
dependiente, además, de un centro educativo no público ―que siempre hay muchas
suspicacias y se culpa a los mismos―, y que no puede ni debe permitirse tal
tolerancia y agresión tan manifiesta a una lengua que, lejos de formar,
deforma. «¿Quién da más?» Es el nombre del nuevo juego gratuito que esta
publicación nos ofrece dispuesto para el disfrute de grandes y pequeños. Pueden
encontrar dos niveles: el más fácil, centrándose en los titulares, o el más
dificultoso, adentrándose en el texto.
Y aquí dejo una muestra, que traslado a profesores y
maestros con la seguridad de que será un ejercicio muy motivador y saludable de
mimo a la buena ortografía y mejor escritura y que, sin lugar a dudas, mejorará
la escritura de nuestros jóvenes e infantes.
¡Cuenten y cuenten, que buscando hallarán, y jueguen y
apuesten ―sin dinero― que la diversión está garantizada!
© El embegido dezidor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario