viernes, 13 de septiembre de 2013

Vuelven las miradas a la escuela pública.




            La desgracia de sufrir esta crisis está consiguiendo que miles de personas más se den cuenta que mantener una educación pública y además de calidad es de suma importancia para la regeneración de este país y especialmente para su salud. El regreso de muchas familias a la que fue, es y será siempre su escuela y la llegada por primera vez, de familias temerosas gracias a las estrategias de demonización de un gobierno empeñado en favorecer sí o sí, a una educación en muchos casos inconstitucionalmente consentida, es un atisbo de esperanza para una educación que resiste gregariamente a las continuas acometidas y a la guerra de desgaste que este gobierno está practicando para su absoluta desaparición o marginación. Y afirmo que es un atisbo de esperanza porque estas familias llegadas a los colegios públicos, que han sido empujadas a traspasar esa línea que tras ella, como si fuera un frontera, esa línea trampa y tramposa que les hacía sentirse protegidos, que los separaba del mundo próspero del marginal, esa línea que hacía dividir a la sociedad entre los buenos y los sospechosamente malos, esa línea que los mantenía despreocupados de cuanto acontecía y sufría la escuela pública, ahora, paradojas de la vida, y están en su derecho y es su obligación, exigen, cuando se les ha empujado al otro lado, que esta escuela pública sea de la mejor calidad posible y no un entretenimiento para dirigir a un alumnado hacia la marginación social para convertirlo, que no formarlo, en mano de obra barata, para ser fiel servidor del amo, para ser parte de la nueva esclavitud legal. Estas familias, recién llegadas a la familia de lo público, no quieren que sus hijos vuelvan a verse despedidos y señalados en colegios por no entrar dentro de los “elegidos”. Quieren que la educación sea igual para todos, sin discriminación alguna por etnia, discapacidad, sexo, religión o cuna.  
Puede que tanta aquiescencia durante tanto tiempo haga inútil nuestra defensa, pero estoy convencido que merece la pena. Ahora somos más y esta escuela pública no debe ser únicamente un refugio, debe ser un referente social en el que todas las familias se sientan representadas y orgullosas.  
Bienvenidos. Bienvenidos hoy y bienvenidos siempre.


J.C Atienza.

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