La desgracia de sufrir esta crisis
está consiguiendo que miles de personas más se den cuenta que mantener una
educación pública y además de calidad es de suma importancia para la
regeneración de este país y especialmente para su salud. El regreso de muchas
familias a la que fue, es y será siempre su escuela y la llegada por primera
vez, de familias temerosas gracias a las estrategias de demonización de un
gobierno empeñado en favorecer sí o sí, a una educación en muchos casos inconstitucionalmente
consentida, es un atisbo de esperanza para una educación que resiste
gregariamente a las continuas acometidas y a la guerra de desgaste que este
gobierno está practicando para su absoluta desaparición o marginación. Y afirmo
que es un atisbo de esperanza porque estas familias llegadas a los colegios
públicos, que han sido empujadas a traspasar esa línea que tras ella, como si
fuera un frontera, esa línea trampa y tramposa que les hacía sentirse
protegidos, que los separaba del mundo próspero del marginal, esa línea que
hacía dividir a la sociedad entre los buenos y los sospechosamente malos, esa
línea que los mantenía despreocupados de cuanto acontecía y sufría la escuela
pública, ahora, paradojas de la vida, y están en su derecho y es su obligación,
exigen, cuando se les ha empujado al otro lado, que esta escuela pública sea de
la mejor calidad posible y no un entretenimiento para dirigir a un alumnado
hacia la marginación social para convertirlo, que no formarlo, en mano de obra
barata, para ser fiel servidor del amo, para ser parte de la nueva esclavitud
legal. Estas familias, recién llegadas a la familia de lo público, no quieren
que sus hijos vuelvan a verse despedidos y señalados en colegios por no entrar
dentro de los “elegidos”. Quieren que la educación sea igual para todos, sin
discriminación alguna por etnia, discapacidad, sexo, religión o cuna.
Puede que tanta aquiescencia durante tanto tiempo haga
inútil nuestra defensa, pero estoy convencido que merece la pena. Ahora somos
más y esta escuela pública no debe ser únicamente un refugio, debe ser un
referente social en el que todas las familias se sientan representadas y
orgullosas.
Bienvenidos. Bienvenidos hoy y bienvenidos siempre.
J.C Atienza.
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