viernes, 17 de abril de 2020

UN AVIÓN EN LA CASTELLANA, de Santiago García - Clairac.


         Había una emoción inexplicable, incluso un egoísmo infantil, difícil de disimular, y hasta un deseo descomedido e incontrolable por la posesión de este libro que ahora es objeto de mis comentarios.
 
            Si acaso esta emoción irradiaba del hecho de ser un autor conocido, e incluso familiar, casi en el estricto sentido de la palabra y, también por tratarse de un libro alejado de sus creaciones más habituales cuya incógnita despertó mi interés.

            Y aunque no es correcto buscar una definición en lo que no es, diré que “Un avión en la Castellana”, libro escrito por Santiago García – Clairac, autor de dilatada y magnífica trayectoria, no es una obra de ciencia ficción, aunque bien pudiera serlo. No se trata, pues, de un ataque de aviones futuristas en una guerra entre civilizaciones enfrentadas por religiones, ni de una disputa entre clases sociales por erigirse en la dominante o por los recursos naturales. “Un avión en la Castellana” es un libro que narra cómo se realizó un anuncio, ese anuncio espectacular que marcó un antes y después en la publicidad audiovisual de este país.
           
            Pero Santiago, cuya pluma guarda esos quehaceres secretos del oficio que da la experiencia y el buen gusto, no se limita a mostrarnos un libro técnico sobre cómo elaborar y realizar un anuncio, aunque de eso sepa mucho, sino que lo hace a través de una aventura de la que nos hace partícipes, porque de eso, de aventuras, Santiago también sabe mucho. El lector encontrará en esta aventura buenos, malos, intriga, incertidumbre e incluso emoción, pues a buen seguro, sufrirá hasta las últimas consecuencias como uno más del equipo creativo.

            Y, como toda buena historia, no nos deja huérfanos de frases e intenciones que pueden, y deben, quedar memorizadas en nuestra caja de conocimientos y herramientas para ser utilizadas cuando llegan esos momentos de incertidumbre, de desasosiego e incluso de pesimismo y derrota. En este libro, la perseverancia, el valor de uno mismo, la pelea por una idea, se filtran sutilmente entre las palabras que, poco a poco, van desgranando los acontecimientos, pero, además, al final, nos deja una pequeña “perla”, con un significado contundente, que es una constante en la vida de este autor y con la que nos contagia, no solo en este libro, sino en su todo lo que hace y se propone, y que es muy taxativa: “Esta historia tiene dos vertientes: la de los que trabajaron y la de los que se quedaron mirando cómo otros trabajaban”. ¡Como la vida misma! Y la pregunta a que nos obliga y cuya respuesta puede ser muy dolorosa es: ¿En qué lugar te encuentras: en el de los que viven o en el de los muertos que sobreviven?

            Disfruten, por tanto, de esta realidad que bien pudo ser ficción pues, ¿cuándo se ha visto un avión circular por una de las calles principales de una ciudad como Madrid? Y, después o, si quieren antes, vean el anuncio que, gracias a la tecnología, hoy viaja mucho más rápido de lo que lo hizo entonces por la Castellana y de lo que lo hizo anteriormente por los aires.


   © José Carlos Atienza. 


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