jueves, 3 de mayo de 2012

El fracaso escolar: más veneno para la educación pública.


Una vez más, como espectador ocasional, tuve que escuchar la insidiosa comparación, por enésima vez, de la escuela pública y la escuela concertada, o lo que es lo mismo la educación pública y la educación concertada. La periodista Carmen Gurruchaga en el espacio de Tele 5 “El gran debate” arrojó su dardo envenenado en forma de dato. “El 35% del fracaso escolar se da en la escuela pública frente a un 25% de la concertada”. Un dato, que si bien no voy a dudar de su veracidad, no justifica ni puede ser empleado para justificar su conclusión: La escuela pública es la cuna del fracaso escolar”. Y claro, en estos tiempos ahorro, un gasto innecesario. Pero el dato cojea de realismo a poco que pongamos una neurona a funcionar.

No seré yo quien dude la reputación de esta periodista, aunque a veces dicha reputación alimente una soberbia que obnubila la razón. Pero su error de interpretación fue mayúsculo, o tal vez no fuera un error. Es posible que la cifra fuera esputada tras una escasa deliberación. También podría ser que no hubiera más estudio y esa incompleta explicación se debiese a una falta de información. Hablaríamos entonces de un error, de un error injustificable para una periodista de su experiencia que debe y se debe a la veracidad y a la objetividad. Sin dudar de lo primero, quedó con las vergüenzas al aire lo segundo.

Pero si la Sra. Carmen Gurruchaga, con una maledicencia intencionada, tomó partido por un modelo de educación para ella predilecto comportándose como una mercenaria que pone voz a quien mejor le paga, queda en entredicho cualquier credibilidad presente y futura que nazca desde el bolsillo o la cabeza de esta periodista.

La periodista no profundizó en el dato, ni lo explicó. Al hablar de porcentajes no debería ignorar que la escuela pública es la única que no discrimina a nadie y da las mismas oportunidades a todos sin preguntar su raza, su religión, su procedencia, su condición sexual, si es rico o pobre, si es de nobleza o plebe, si está altamente capacitado o sufre alguna disminución, si tiene problemas: conductuales, motóricos ... etc o no los tiene, si es oriundo o inmigrante. La escuela pública es garantía de igualdad, tampoco separa por razón de sexo. No debe pasar por alto que una escuela, una verdadera escuela, se compone de personas y forma personas. Al margen deben quedar por quienes hablan por y para la educación, aunque poco tengan que ver con ella, los beneficios o pérdidas económicas si no es para encontrar la forma de mejorarlos. No debemos convertir a la educación en empresas cuyo máximo interés será el de satisfacer las necesidades de sus clientes, y esto, desde luego, no es mejorar la educación.

Si la señora Carmen Gurruchaga hubiera tenido en cuenta esta exhortación, no hubiera entrado en un debate para denigrar una educación pública, que solamente por lo ya mencionado, debería ser suficiente para otorgarle el respeto que se merece y no cuestionarla con comparaciones de porcentajes de fracaso o acierto. Lo contrario, lo que se está haciendo, lo que esta periodista hizo es caer en lo fácil.

Debo recordar a la Sra. Carmen Gurruchaga, que según los datos de la Comunidad de Madrid, el instituto de enseñanza secundaria con mejores resultados en el 2011 fue un instituto público. Esto quiere decir que no todo se hace tan mal en la escuela pública. Esto quiere decir que muchos de los que hablan por boca de ganso deberían repasar sus palabras. Esto quiere decir, que tal vez, muchos de esos colegios privados y concertados deberían revisar sus planes educativos. Esto me lleva a pensar lo que este dato debe estar escociendo a quienes se dejan 1000, 3000, 6000 … euros por curso en la educación de sus hijos y especialmente en los que convierten sus escuelas en empresas. ¿Cuál es la credibilidad que les queda cuando su excelencia se ve humillada y ultrajada por unos desarraigados y futuros perroflautas? Parece ser que la excelencia no conoce de estamentos sociales. ¿Es esto algo tan perjudicial para la sociedad para tener que aniquilarlo?
No lo olvide Sra. Gurruchaga, ni usted, ni muchos como usted.



1 comentario:

  1. Se puede decir más alto, pero no más claro. Lo voy a compartir en mi muro, a ver si alguno de esos que tanto defienden la política educativa que se está llevando a cabo es capaz de leerlo y no dejarse llevar por lo que les cuentan en según qué medios periodísticos. Gracias por tus reflexiones.

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